Rouco Varela dice que la Iglesia no reivindica “ningún privilegio para ella misma” sobre el matrimonio, la educación y el aborto

- En su discurso de despedida como presidente de la Conferencia Episcopal Española

MADRID
SERVIMEDIA

El cardenal arzobispo de Madrid y presidente saliente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, dijo este martes que “cuando la Iglesia interviene públicamente sobre estos asuntos no lo hace para reivindicar ningún privilegio para ella misma”, en referencia a la postura de los obispos ante cuestiones como el matrimonio, la educación y el aborto.

Rouco pronunció estas palabras durante el discurso de apertura de la CIII Asamblea Plenaria de la CEE, que este miércoles presentará a su nuevo presidente para los próximos tres años, por lo que el arzobispo de Madrid dejará su cargo al frente de los prelados españoles. Durante su alocución, también hizo balance de los últimos cincuenta años de la CEE, y planteó algunas cuestiones de futuro a las que debe enfrentarse la nueva dirección del Episcopado.

En referencia a las que denominó “cuestiones mixtas”, “aquellas que afectan tanto a la vida interna de la Iglesia como a la vida de los fieles en cuanto ciudadanos del Estado”, defendió que “el matrimonio y la familia no son una realidad exclusiva o particular de los cristianos”, pues “constituyen más bien la célula básica de todo cuerpo social”.

Por eso, sostuvo que la Iglesia ha tenido que actuar en defensa de la institución matrimonial, “cuando no son reconocidos ni protegidos por la sociedad ni por las leyes de modo adecuado a su naturaleza propia y a su relevancia humana”.

Sobre la educación, recordó que la familia “es el sujeto primario” y que debe contar con la ayuda de la escuela y el Estado. Rouco Varela reivindicó “la escuela católica” como “un instrumento básico de ayuda a las familias católicas, e incluso no católicas, que valoran tanto su servicio educativo”. “La Conferencia Episcopal lo reconoce, valora y alienta”, apostilló.

En tercer lugar, el presidente de la CEE se refirió a la tutela del derecho a la vida, que la Iglesia ha defendido “tanto en los comienzos de la existencia como en los finales de la misma”, acompañando “con su discernimiento moral y pastoral a nuestra sociedad”.

El presidente saliente del Episcopado también se refirió a las consecuencias de la crisis económica, que movió a los católicos a un mayor ejercicio de la caridad. Sin embargo, los prelados encuentran otra crisis que se ha producido de forma paralela: “Los obispos han situado el tratamiento de este tema en el marco de la honda crisis religiosa, moral y cultural”. “Es una situación que comporta mucho sufrimiento para tantas personas, en especial para las familias, los jóvenes y los emigrantes”, agregó.

Rouco también recordó a las víctimas del 11-M en el décimo aniversario de los atentados terroristas que acabaron con la vida de 192 personas. “Aunque muchos ya hemos podido hacerlo en la eucaristía que hemos celebrado esta misma mañana en la catedral de la Almudena, encomendamos a la misericordia infinita de Dios a los fallecidos en el atentado terrorista cometido hoy hace diez años en Madrid. Que el Señor cure también las heridas morales de las familias y personas afectadas y que nos conceda a todos la paz”, dijo.

También tuvo palabras para el nuevo cardenal Fernando Sebastián y para los miembros de la CEE que fallecieron recientemente.

RENOVAR ESTATUTOS

Al final de su intervención, Rouco recordó a los obispos la vocación de servicio que deben tener y apuntó a la posibilidad de la renovación de las normas internas por las que se rigen. “Queda mucho más por hacer. La propia Conferencia Episcopal, según desea también el papa, habrá de avanzar en su organización interna y en la eficacia del servicio que presta y que está llamada a prestar. ¿Será conveniente renovar de nuevo los Estatutos en la línea de una mayor participación de todos sus miembros?”, dijo. De hecho, añadió, que los estatutos “son un texto vivo”.

Sin embargo, también habló de “la nueva evangelización” como “la gran tarea pendiente”. “La situación no es fácil”, agregó, pues “nos encontramos ante una cultura mundana que arrincona a Dios en la vida privada y los excluye del ámbito público”, añadió citando al Papa.

A continuación, enumeró las características de lo que definió como situación cultural “postcristiana”: “Sufrimos el envejecimiento alarmante de nuestra sociedad, con el matrimonio y la familia atravesando una crisis profunda; la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar se percibe en muchos campos, en particular, respecto de los inmigrantes, afectados, como también las clases medias, por la crisis cultural y económica; la misma nación española se encuentra con graves problemas de identidad, amenazada por posibles rupturas insolidarias; el nivel intelectual del discurso público es más bien pobre, afectado por el relativismo y el emotivismo”.

No obstante, Rouco Varela se mostró alentador al subrayar que “hay muchos signos para la esperanza”: “Una Iglesia que cuenta con una nueva generación de sacerdotes y de laicos, en los nuevos movimientos eclesiales y en la vida consagrada, dispuestos al testimonio y a la evangelización, con humildad y sin complejos; familias y jóvenes cristianos comprometidos apostólicamente con su vocación; muchos abuelos que son verdaderos apóstoles y evangelizadores; una fe que mantiene sus hondas raíces en la conciencia popular, alimentada por la piedad del pueblo y por el ejercicio de la caridad con los más necesitados, aquí y en los países más pobres”.

APOYO DEL VATICANO

Tras el arzobispo, que se disculpó por la longitud de su discurso, tomó la palabra el nuncio del Vaticano en España, Renzo Fratini, que agradeció la “delicada encomienda” que ha protagonizado el arzobispo de Madrid. Asimismo, trasladó el “ánimo” del papa Francisco al Episcopado Español y recordó el mandato Francisco a “abrir caminos nuevos al Evangelio por los cuales los fieles descubran lo que ya anida en su interior”, contando con los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como son las familias y los pobres.

Fratini también recordó a los prelados “ponerse en estado de misión permanente”, aunque ejercitando la paciencia y “sabiendo respetar con humildad los tiempos de Dios”. Precisamente, la paciencia y la valentía son dos de las características que el nuncio recomendó a los obispos españoles. Valentía para “ofrecer con generosidad de ofrecer la propia vida y consumirse por el rebaño” y paciencia “porque a cizaña nunca será tanta como para llenar el campo”.

“Hay que trabajar más bien en la preparación del terreno, y actuar como sembradores confiados, evitando el miedo de quien cree que la cosecha sólo depende de él”, añadió Fratini, llamando a que el legado de los obispos debe ser “sólamente” la santidad. Finalmente, el representante del Vaticano en España anticipó sus “mejores votos” a quien será el nuevo presidente del Episcopado.

(SERVIMEDIA)
11 Mar 2014
AHP/pai