El titular de Interior aseguró que durante ese fin de semana no hubo “ninguna carga policial” en Valladolid y, en cualquier caso, “las actuaciones policiales se justifican siempre en cumplimiento del mandato constitucional que dice que corresponde a las Fuerzas de Seguridad garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades y la seguridad ciudadana”.

Precisamente eso es lo que hizo la Policía en la capital castellanoleonesa de manera “muy eficaz y brillantemente en Valladolid” entre los días 1 y 2 de febrero, afirmó el ministro.

A juicio de Madina, la convención popular registró un “récord de escoramiento a la derecha” del PP, dejó en evidencia las “escisiones” internas en el partido y culminó mandando callar al líder de la oposición para ocultar los “problemas internos” en el partido del Gobierno.

Al mismo tiempo, le recordó Madina, miles de mujeres se manifestaban en “defensa de su libertad” y los vallisoletanos, “hartos”, se lanzaron a “protestar”, momento en que Fernández Díaz “empezó a ejercer de jefe de seguridad de su partido”, algunos de cuyos miembros comían en un “bar muy cercano” a donde se produjo la intervención policial.

Madina insistió en que la “manera de ver el mundo” del ministro se plasma “en Ceuta, en cargas policiales desproporcionadas, en la Ley de Seguridad Privada, en la Ley de Seguridad Ciudadana, cuando conculca derechos de los ciudadanos o confunde lo que significa Interior y jefatura de seguridad de un partido”.

En esa tesitura, dijo el dirigente socialista, lo que está en cuestión es si se defienden los “derechos constitucionales para los miembros de su partido o los de todos los ciudadanos” o si es más importante “Alonso, que comía en restaurante, o los ciudadanos que protestaban”.

Fernández Díaz acusó a Madina de confundir el Congreso de los Diputados con el congreso de su partido y le explicó que la manifestación de Valladolid estaba convocada y comunicada por colectivos y asociaciones y se desarrolló de forma “bastante numerosa y pacífica”.

Sin embargo, un grupo de unas 70 personas con una “actitud claramente violenta” recorrió varias zonas de la ciudad “generando alteraciones de seguridad ciudadana”, que motivaron llamadas de varios vecinos a la Policía.

Los agentes, “siguiendo el protocolo de una policía democrática y garante de derechos y libertades, actuó para restablecer la normalidad”, miembros de ese grupo les “escupieron, insultaron y agredieron” y se produjeron cinco heridos leves entre los manifestantes y tres entre los policías. Hubo tres detenciones.

El ministro concluyó reprochando al PSOE que “en vez de preocuparse por los numerosos manifestantes que libre y pacíficamente ejercen sus derechos, se dedique a proteger a los violentos”.