Souleymane Diabate, representante de Unicef en la República Centroafricana, subrayó que esta agencia de la ONU es testigo de niveles de violencia “sin precedentes” contra los menores. “Cada vez más niños están siendo reclutados por grupos armados y también son el objetivo directo de atroces ataques de venganza”, apuntó.

Diabate señaló que “los ataques dirigidos contra los niños son una violación del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, y deben parar inmediatamente. Es necesario adoptar medidas concretas para prevenir la violencia contra los niños”.

Unicef y sus aliados han confirmado que al menos 16 niños han muerto y 60 han resultado heridos desde el pasado 5 de diciembre, cuando estalló la violencia en Bangui.

Diabate dijo que las partes armadas deben tomar medidas específicas para proteger a los niños, lo que incluye que los responsables den órdenes claras para detener las graves violaciones contra los menores, que no deben ser reclutados para luchar ni ser objetivo de la violencia y la liberación inmediata de los niños reclutados por fuerzas y grupos armados y su protección frente a represalias.

Además, solicitó la prohibición de los ataques contra el personal sanitario y educativo, y el uso de espacios civiles como escuelas y hospitales para propósitos militares, y que se permita el acceso seguro y sin obstáculos de la ayuda humanitaria.

Unicef afirmó que unas 370.000 personas, casi la mitad de la población de Bangui, se han visto obligadas a desplazarse a docenas de asentamientos instalados en la capital durante las tres últimas semanas, y que alrededor de 785.000 están desplazadas internamente en el país desde hace más de un año.