Rajoy participó en la Convención del PP de Murcia, donde, aun partiendo de que no iba a "estar repitiendo siempre las mismas cosas" en relación al proceso soberanista catalán, insistió en la atribución constitucional de la soberanía a "todos los españoles", y negando tácitamente así puedan arrogársela sólo los catalanes.

"España es la nación más antigua de Europa, la primera en construir su unidad", reivindicó, para a continuación establecer que "lo que sea España" en el futuro es una decisión que no corresponde a ningún presidente, Gobierno y ni siquiera a ningún Parlamento, "sino a todos los españoles, que son los que tienen la soberanía nacional".

Presumió de que "España es una historia de éxito", de que sólo cuatro países han crecido más que éste en los últimos 50 años, y lo definió "objetivamente" como uno de los mejores del mundo, poseedor de una Constitución que garantiza los derechos y libertades de todos.

"Siempre ganamos cuando estamos juntos y tenemos los mismos objetivos", interpretó el presidente del Gobierno, quien se conjuró para trabajar, no para "acentuar las diferencias, sino para "acentuar lo que lo nos une después de tantos siglos juntos", y para aprovechar las oportunidades que brinde el futuro.