En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, Fernández de la Vega expresó la satisfacción del Gobierno por el regreso de Haidar y su deseo de que recupere su salud "lo antes posible", y agradeció las gestiones de todos los que han colaborado al desenlace, "muy especialmente" del Gobierno francés.

El regreso de Haidar, aseguró, ha sido posible gracias a las gestiones emprendidas desde España "a distintas bandas" y la implicación lograda de otros países, en una apuesta clara por el multilateralismo y el diálogo. Por tanto, esa contribución de otros países e instituciones no se interpreta como una muestra de debilidad de España sino como una muestra de su capacidad de influencia y movilización.

Con Haidar en su casa, el Gobierno cree llegado el momento de "seguir promoviendo el avance" de las negociaciones para solucionar el contencioso del Sahara, pero en este punto la vicepresidenta no precisó si el respaldo español a la autodeterminación de pueblo saharaui llegaría hasta una hipotética declaración de independencia o sólo hasta la autonomía ofrecida por Marruecos.

El hecho de que el comunicado difundido tras el regreso de Haidar reconozca que en el Sahara Occidental rige la ley marroquí es, para Fernández de la Vega, la "constatación" de una realidad expresada en las resoluciones de Naciones Unidas, según las cuales por el momento, y mientras se encuentra una solución, en ese territorio la ley imperante es la de Marruecos.

Lejos de las acusaciones formuladas por el PP, Fernández de la Vega insistió en que se actuó desde el primer momento de acuerdo con la ley, y que Haidar entró en España como residente legal, en aplicación del artículo 66 de la Ley de Extranjería, de los acuerdos de Schenguen y por "razones humanitarias".

"Lamentablemente", dijo en respuesta a esas acusaciones, "el PP nos tiene acostumbrados a cuestionar todas y cada una de las decisiones del Gobierno" y ahora parece el único partido "poco contento" por el desenlace. "Qué le vamos a hacer", comentó, si el PP apuesta más "por la implosión que por el diálogo" y prefiere "vencer a convencer".