En declaraciones realizadas a Servimedia desde Manila, Vicario explicó que el trabajo inicial del personal de Cruz Roja Española en Filipinas es recoger información “de primera mano” sobre los estragos causados por el tifón, algo que consideró “muy complicado” porque las comunicaciones se han visto afectadas por este desastre natural, así como las operaciones de transporte y logística.

“Debido al tifón, ahora mismo hay muchas zonas inundadas, pero hay que garantizar agua y comida para evitar enfermedades que puedan ir desarrollándose a posteriori por una mala higiene y un mal saneamiento”, subrayó.

Vicario, que recalcó que los efectos del tifón son “muy similares a los de un tsunami”, apuntó que las labores de ayuda humanitaria se centrará a medio plazo en los medios de subsistencia de la población filipina afectada, ya que algunas zonas de cultivo “han quedado destrozadas”.

Por otro lado, la Cruz Roja Internacional ha puesto en marcha una amplia operación humanitaria en la que participa activamente Cruz Roja Española, que cuenta ya con cuatro delegados en Filipinas y enviará este martes otros cinco desde Madrid rumbo a Manila.

Además, esta organización humanitaria, con la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), aportará este lunes cuatro toneladas de ayuda básica (unos 6.000 bidones de agua y 3.000 mosquiteras) y durante esta semana partirá una Unidad de Emergencias de Agua y Saneamiento, que, con un peso total de unas 21 toneladas, incluye cinco plantas potabilizadoras y tiene capacidad para garantizar agua potable a 15.000 personas al día y saneamiento para otras 5.000.

Por su parte, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) ha destinado 545.000 dólares (unos 406.000 euros) de su Fondo de Emergencias para la cobertura de artículos de primera necesidad de unas 10.000 familias filipinas.