Llamazares, que ya había sido nominado a este premio en anteriores ediciones, lo recibió con un alarde de modestia: "No soy el mejor orador del Parlamento, con toda seguridad". Atribuyó su concesión a la "justicia poética", porque en la gala ya habían sido galardonados dos compañeros de IU-ICV, y ello le sirvió para bromear: "No nos acompañan los votos, pero sí los premios".

El portavoz de IU terminó demostrando tanto sus conocimientos biológicos como su instinto de supervivencia cuando apeló al bicentenario de Charles Darwin, celebrado este año, para concluir que entre los partidos, igual que entre las especies, "no permanecerán los grandes y rígidos, sino los pequeños y flexibles".

Su homólogo en el PNV, Josu Erkoreka, último ganador del Premio Castelar, se llevó este año el de "Azote del Gobierno". En su discurso de aceptación, aplicó su proverbial fusta sobre el autonómico vasco, al afirmar que, ante todo, debía reconocimiento por el galardón al lehendakari, Patxi López, y el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que posibilitó el cambio. También recordó con humor el momento en que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le llamó "tontorrón".

El premio simétrico, el de "Azote de la oposición", recayó en el ministro de Fomento, José Blanco, quien se encontraba de viaje y no llegó a tiempo para recogerlo en persona; tanto el auditorio como el propio protagonista se quedaron sin un discurso con el que previsiblemente ambos habrían disfrutado.

Sí subió al estrado la ministra de Defensa, Carme Chacón, honrada este año con el premio "Castigo para la prensa". Con ironía, confesó que, cuando supo que compartía nominación con el presidente del PP, Mariano Rajoy, pensó que "no tenía nada que hacer", pero que, al enterarse de que éste se cayó de la lista, se dijo: "Éste es mío". Añadió que le hacía "ilusión", porque "en un Ministerio tan duro todos los premios son bienvenidos".

OTROS PREMIOS

Curiosamente, un compañero de Chacón en el PSC, Francesc Vallès, obtuvo el Premio "Luis Carandell" a la mejor relación con la prensa. A diferencia de la ministra, él pensó que no tenía ninguna posibilidad de ganarlo, y para explicárselo acudió a un consejo que le dieron una vez: el secreto era "estar media hora hablando con un periodista sin decir nada".

La APP también agasajó al parlamentario más activo y al más "desconocido". El primero fue el portavoz de ICV en el Congreso, Joan Herrera, que se puso emotivo al dar las gracias a su compañero de grupo, Gaspar Llamazares, de quien dijo haber aprendido mucho, y al recordar que el año que viene dejará el Parlamento para hacer política en Cataluña, lo que suscitó un murmullo de decepción entre los asistentes.

"Desconocida" siguió siendo la diputada y portavoz adjunta del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, quien no pudo recibir el galardón por hallarse en la fiesta del PP madrileño. Lo hizo en su nombre su compañero de bancada Ignacio Cosidó, quien trasladó al público la "ilusión" que le hacía a la premiada suceder a Manuel Pizarro y el "gran esfuerzo que le había costado ganarlo, porque en ocasiones no es fácil estar callada".

Tampoco acudió Manuel Fraga a la entrega del premio al "Senador del año" ("o del siglo, o del milenio", como bromeó la presentadora de Telecinco Sara Sánchez, maestra de ceremonias de la gala junto a su compañero de laSexta Miguel Ondarreta). En su lugar, subió al estrado otro senador popular, Agustín Conde, que se marcó una ovacionadísima parodia de la oscura dicción de Fraga al intentar "repetir sus palabras con la mayor fidelidad posible".

En el extremo opuesto de su carrera, el diputado revelación fue Carlos Salvador (UPN), aunque, según recordó, en realidad ya lleva cinco años, sólo que la ruptura de su grupo con el PP le ha otorgado más visibilidad.

Senadores revelación fueron, ex aequo, Esmeralda Iranzo (PSOE) y Joan Josep Nuet (IU-ICV), que dedicó el premio a la activista saharaui Aminatou Haidar, pidiéndole dos cosas: "que luche y que viva".

El premio al eurodiputado del año lo ganó el socialista Ramón Jáuregui y lo recogió su compañero Alejandro Cercas, que también optaba a él.

Una de las intervenciones más celebradas de la gala fue la de la diputada del PP Inmaculada Bañuls, galardonada con el premio a la "Pregunta del millón", sobre si el Gobierno tenía intención de "potenciar la creación de una imagen de marca que distinga en calidad y en competitividad al caracol español". Bañuls bromeó que el premio era más pequeño que el caracol egipcio y que este animal no tiene "problemas de vivienda".

ALFONSO GUERRA

Otra fue la del ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, primer ganador de un nuevo premio creado por la APP a toda una vida parlamentaria. Guerra ironizó sobre su relación con lo prensa, y aseguró que, pese a todo, tenía estima por muchos periodistas. "No los veo por aquí", puntualizó, ante el alborozo un tanto masoquista de los asistentes.

El histórico socialista también se rio de que fue sucesivamente coautor de la ley electoral, artífice de la Constitución ("Los profesores se entretenían y aquello no avanzaba") y organizador de un partido ("Luego Leopoldo Calvo Sotelo me pidió que le organizara la derecha") sin tener ni idea de nada, y mencionó un encuentro por la calle con Manuel Fraga, a quien "había visto en el No-Do", que, al transcurrir sin incidentes, le llevó a pensar que la Transición era posible.

El último discurso fue el del presidente del Congreso, José Bono, quien se refirió con su gracejo habitual a varios de los premiados. A Llamazares le consoló porque él en su día también tuvo pocos votos, pero Enrique Tierno Galván le dijo que eran "de calidad". A Chacón le dijo que en Defensa hay que tener buena predisposición: "A mí me dieron una medalla, luego me la quitaron... y me gustó". Y a Guerra le reprochó en broma que era simpático ahora que no estaba en el Gobierno y le incitó: "Alfonso, hay que reírse, y luego lo contamos en las memorias".

La gala incluyó también las actuaciones del dúo humorístico formado por Miki Nadal y Goyo González y del grupo Guatifó, que interpreta chirigotas en el Carnaval de Cádiz, así como la proyección de tres vídeos, uno elaborado por la propia APP y otros dos enviados por la televisión autonómica catalana, TV3, y el programa "Vaya semanita" de la vasca, EiTB.

Al final del evento, parlamentarios y periodistas compartieron una barra libre en una sala contigua del hotel. Uno de sus hitos más coreados fue el baile perfectamente compenetrado que se marcaron la secretaria general del PSOE en el Senado, Ruth Porta, y el senador de CiU Joan María Roig i Grau; sin duda, la plasmación más sólida hasta la fecha de lo que se ha venido en llamar la "sociovergencia". Otro momento histórico, acaso reflejo de las dos almas del PNV, fueron las sevillanas que, con destreza y arrojo, se marcó Josu Erkoreka con una compañera.

Con todo, las dos damas más codiciadas de la fiesta fueron la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que no tuvieron reparo en bailar con los periodistas que se lo solicitaron despreciando el grave riesgo de perder su objetividad después de la experiencia.

Junto a ellas, trasnocharon también el ministro de Fomento, José Blanco, que no llegó al premio pero sí a las copas; el secretario general del Grupo Popular en la Cámara Baja, José Luis Ayllón, y la portavoz del Grupo Socialista en la Alta, Carmela Silva. Éstos dos últimos permanecían todavía en la sala cuando las luces se encendieron a las 4 de la madrugada, personificando el empate en el último derby del bipartidismo.