Durante su comparecencia en la Comisión de Educación del Congreso, Alvira dijo confiar en que el debate parlamentario que ahora comienza sirva para “subsanar” dichas defectos, como la falta de apoyo a la autonomía de los centros y el “insuficiente” reconocimiento de los conciertos educativos.

A su juicio, no puede decirse que la Lomce sea la ley de la concertada, ya que “no acaba de abordar los problemas pendientes del actual modelo”.

En concreto, apuntó, la Lomce debería reconocer el derecho a obtener un concierto a cualquier centro que acredite demanda social; permitir la renovación automática del concierto si se cumplen las condiciones que dieron lugar a su concesión; ampliar su duración mínima a 6 años iguales en todo el estado y en todas las etapas, y adecuar el módulo económico al coste real de la enseñanza.

Alvira sí defendió en cambio la implantación de pruebas de evaluación al final de cada etapa educativa, el impulso de la “atención personalizada”, la nueva estructura de ESO con dos itinerarios en 4º curso y la mayor importancia académica para la asignaturua de Religión y su alternativa.