En declaraciones a Servimedia, confesó tener poca confianza de conseguir “mejoras” mediante la introducción de enmiendas al proyecto de ley durante el trámite parlamentario.

No obstante, aseguró tener la esperanza "de que al final esa ley no va a tener mucho recorrido, porque están solos en ella”, por lo que dijo que es posible que nunca llegue a aplicarse. Cada vez “tienen a más gente enfrente”, prosiguió, “e incluso su propio electorado les está diciendo que se han pasado de la raya cinco pueblos”.

Para Álvarez Areces, “el PP funciona como una apisonadora con su mayoría absoluta”, por lo que indicó que no habrá muchas modificaciones durante el trámite parlamentario de la ley. A modo de ejemplo citó el debate presupuestario de 2013, donde, según señaló, de 1.850 enmiendas propuestas no se aceptó ninguna del PSOE.

Además, destacó que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ”es de los ministros “peor valorados de la historia de la democracia”. “Va a ser muy difícil que un ministro esté dos meses con notas de 1 y algunas décimas”, señaló, y agregó que si a él le “sucediese esto en alguna etapa de la vida, tendría que dimitir de forma inmediata”. “Pensaría que soy un inepto, que la gente no me valora o no me quiere”, afirmó el expresidente de Asturias.

A juicio del senador, la Lomce parte de “un diagnóstico erróneo, porque la Educación española tiene muchos datos buenos que el ministro no pone encima de la mesa”. Sí existe “cierto consenso en cuanto a los aspectos que hay que mejorar”, como el elevado abandono escolar temprano y la falta de alumnos en FP de grado medio, agregó.

En cambio, el senador socialista insistió en que el ministro “se empeña en que hay que arreglarlo todo y ahí es donde introduce su mercancía, que es de carácter ideológico”.

La supresión de Educación para la Ciudadanía, la recuperación de una optativa a Religión obligatoria y evaluable, la posibilidad de otorgar conciertos a centros que segregan a los alumnos según el sexo son “elementos evidentemente ideológicos, que no eran necesarios en absoluto”, afirmó.

A su juicio, responden a la presión de la jerarquía católica, al igual que el reconocimiento de la libertad de los padres a elegir centro es una “concesión a la escuela concertada y privada”, apuntó.

En el modelo actual, esta libertad se supedita a “la programación y al aseguramiento” de las necesidades, explicó Álvarez Areces, para quien dar mayor importancia a la demanda de los padres servirá para desviar alumnos y recursos hacia los centros privados y concertados.