En una entrevista en TVE recogida por Servimedia, Morenés achacó a los periodistas los rumores sobre presuntas discrepancias entre ambos ministros, primero a cuenta de Mali y ahora en relación al Líbano.

Según recordó, la política exterior la establece el presidente del Gobierno y, en consecuencia, tanto él como Margallo están “a lo que diga él”. En cualquier caso, el ministro de Defensa considera que “la misión en Líbano se está cumpliendo”, desde el momento en que su objetivo es evitar ataques recíprocos entre Israel y Hizbolá y éstos no se están produciendo.

Así, en 2012 España retiró 600 efectivos del Líbano, la mitad del contingente, porque la ONU cree que hay que reducir la presencia y, si la próxima vez que la evalúe mantiene la tendencia, el Gobierno analizará si la misión y los compromisos con sus socios internacionales se ha cumplido y, en caso de que la retirada garantice la seguridad de los militares, se completará. Estas tres premisas orientarán también el repliegue de Afganistán, cuyo calendario, certificó, va “muy adelantado” respecto a lo previsto a finales de 2010.

En cuanto a Líbano, Morenés sólo mencionó la objeción de que la situación en Siria pueda complicar la de su país vecino. Sobre aquélla y las noticias sobre un posible uso de armas químicas en la guerra civil, el ministro lamentó la “contradicción brutal” de una organización que ampara los derechos que se están conculcando allí pero no puede actuar debido a la prerrogativa del veto en el Consejo de Seguridad, por el cual Rusia y China impiden la intervención.

En este sentido, afirmó que España, como otros países, tratará de convencer a China y Rusia de que el uso de armas químicas, las emplee el bando que las emplee, supone “un genociddio intolerable” y apoyará cualquier medida que contribuya a evitar que la catástrofe prosiga “ante los ojos de un mundo que se cree civilizado pero permanece inmóvil” ante la situación.