Álvarez, quien participó hoy en Valladolid en la tercera jornada del I Seminario Internacional sobre Investigación Criminal, admitió que mucha gente que no había cometido un secuestro antes vió en ello una manera de obtener beneficios económicos para sobrevivir.

Este psicólogo es también asesor para la elaboración de perfiles criminales de este tipo de chantajes y situaciones de crisis en Scotland Yard y en la Policía Metropolitana de Nueva York.

Debido a su experiencia, determinó que para solventar un secuestro lo mejor es conocer la personalidad y motivación del individuo, es decir, su pensamiento, ya que lo consideró necesario para poder trabajar en estas situaciones.

Al respecto, manifestó la necesidad de que los agentes de Policía deben tener formación psicológica para afrontar crisis de este tipo, ya que su materia prima son las personas “y de ellas deben conocerlo todo”, igual que un panadero “sabe todo de la harina o el trigo para hacer pan”.

De hecho, añadió, cuando un psiquiatra tiene problemas con un paciente, en muchas ocasiones lo envía a la comisaría, “pero en la Policía no hay mucha gente preparada para enfrentarse a ese momento”.

En su intervención en el Seminario, que se celebra en el Museo de la Ciencia hasta mañana con la participación de expertos en criminología de todo el mundo y más de un centenar de congresistas.

Las causas de las que habla el experto negociador para que un individuo cometa un delito de estas características son la pérdida de orientación –similar al jet lag-, la personalidad, las emociones, los movimientos corporales extravagantes, como por ejemplo “caminar raro”, las sensaciones y la concienciación que tienen sobre otras personas. Pero una de las más importantes es el autocontrol, ya que este tipo de personas creen tener controlada la situación, “pero no es cierto”.