En este nuevo estudio los líderes del sector de la automoción de Deloitte ofrecen sus perspectivas en cuanto a los cambios estructurales en el actual entorno competitivo, los cambios en las preferencias de los consumidores o los desarrollos tecnológicos más significativos que se espera transformen a la industria de la automoción mundial en la próxima década.

Según el estudio, la recesión económica dejará una gran huella en el consumidor. Esto provocará que el precio se convierta en uno de los factores de compra más relevantes. Por otra parte, los altos precios de los combustibles y las preocupaciones sobre el cambio climático han hecho que los consumidores pongan su atención en que los automóviles utilicen más energías renovables y menos combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural).

Asimismo, el panorama que se abrirá tras la crisis dejará una nueva clase media y, por tanto, nuevas oportunidades para marcas de lujo, cuya demanda en mercados maduros está en decrecimiento. Según el estudio, el modelo actual de desarrollo de modelos de lujo específicos para mercados concretos puede no ser viable económicamente en el futuro.

La seguridad sigue siendo el primer factor de compra entre los consumidores y así lo confirma el informe. Los modelos de vehículos pequeños con características sobresalientes en seguridad gozarán de un importante incremento en ventas hacia el 2020, de la misma manera que aquellos que ofrezcan una conectividad segura experimentarán un incremento de su demanda. Serán aquellos que permitan disminuir las distracciones (llamadas de móvil); mejorar el manejo de dispositivos de GPS o actualizaciones de información sobre el tráfico, o disponer de mayor entretenimiento en el vehículo como conexiones para MP3 o acceso a música digital.

El auge del mundo digital también llega al sector del automóvil tal y como se concluye en el estudio. En los últimos cinco años se ha registrado un interesante crecimiento del volumen de ventas a través de internet, aunque todavía la mayoría de los consumidores prefieren ver, tocar y probar los coches antes de comprarlos.

Un punto que deberán tener en cuenta, tal y como apunta el documento, es la media de edad de los consumidores de países desarrollados. La media crece, por lo que los fabricantes deberán atender cada vez más a las prioridades y necesidades de las personas de más edad, prioridades y necesidades que pasan por vehículos de calidad, buen precio y seguros.