En su primera intervención en el debate de designación del presidente regional que aloja el Pleno del Parlamento vasco, Urkullu subrayó, a vueltas del fin de la violencia terrorista de ETA, que “nace un tiempo en el que nadie es perseguido o coaccionado por sus ideas”.

Por ello, significó que “esta debe ser la legislatura del acuerdo entre diferentes y esta será una mis prioridades. Es mi palabra”, dijo.

Pero ni el terrorismo ni el futuro del País Vasco como Estado son su prioridad, sino la creación de empleo. Y por este orden, enunció sus “tres compromisos programáticos: un plan por la reactivación económica y plan de choque por el empleo; un acuerdo por la paz y la convivencia, y un acuerdo por un nuevo estatus político”.

Y, desde esa premisa, lo socioeconómico, se centró en anunciar la creación de un fondo de financiación para crear crédito para las empresas vascas, pues, como señaló, “sin crédito, las empresas mueren”.

Sobre ETA, admitió que “hemos avanzado en el reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo”, y también de las “de los abusos policiales”, contexto en el que enmarcó su petición al Estado español para aplicar una política penitenciaria sobre los presos de ETA “más flexible”.