Un grupo pequeño grupo de periodistas desplazados a Afganistán ha sido testigo de cómo los militares españoles intentan que sus colegas afganos imiten su ejemplo a la hora de tratar con la población local en una patrulla a pie por la pequeña localidad de Komuri, a unos diez kilómetros de la base principal de Qala-i-Naw.

Durante la patrulla se han unido a las fuerzas españolas efectivos del Ejército afgano, recorriendo juntos el poblado y hablando con los habitantes para conocer sus necesidades. El objetivo es que los militares del país asiático puedan llevar a cabo acciones similares a las realizadas por las fuerzas españolas para ganarse la confianza de la población.

La punta de lanza de esta tarea son los proyectos de impacto rápido que efectúa la Unidad de Cooperación Cívico-Militar del Ejército (Cimic), que se encarga de ponerse en contacto con los habitantes, detectar sus necesidades, y llevar a cabo obras como las realizadas en Komuri, donde se han cavados pozos para extraer agua potable –un bien escaso en Afganistán, se han levantado neveros y se ha construido una escuela.

LEÑA CONTRA EL FRIO

En el marco de esta tarea, durante la patrulla los militares españoles y afganos se han acercado a varios de los habitantes para interesarse por sus problemas. Un padre, con su hija en brazos, se ha quejado a los efectivos de ambos países de que llega el frío y los insurgentes no les dejan coger madera para encender fuegos.

“Ahora tendrán que hacerlo ellos solos”, ha señalado el capitán Torres al finalizar la patrulla.

Y es que las fuerzas españolas han dado un paso más en estas tareas, transfiriendo el liderazgo de la seguridad en la provincia de Badghis al Ejército de Afganistán. Este traspaso, que supone que los militares españoles pasarán del entrenamiento y tutelaje al asesoramiento y apoyo puntual, se hará oficial con una ceremonia que se celebrará en los primeros días de noviembre.