Con la entrada en vigor de esta normativa, los pequeños tendrán que viajar en asientos elevadores, que harán posible que puedan utilizar los cinturones de seguridad de los adultos.

Este dispositivo estará también disponible en algunos taxis de la ciudad de Nueva York. Los taxis constituyen uno de los principales medios de transporte para muchas familias en esa ciudad, y hasta ahora estaban exentos de muchas de las normativas para la seguridad de los pasajeros.

El hospital infantil neoyorquino Morgan Stanley está apoyando esta iniciativa mediante una campaña informativa para que los usuarios de taxis sepan que a partir de ahora disponen de vehículos dotados de este equipamiento de seguridad.

El objetivo de estas medidas es mejorar la protección de los más pequeños en accidentes de tráfico. En el año 2000, el último del que existen datos disponibles, 2.600 niños sufrieron lesiones en 17.000 accidentes de tráfico en los que estuvieron implicados taxis en la ciudad de los rascacielos.

También ha contribuido a la campaña la firma Dorel Juvenile Group, fabricante de asientos de seguridad para niños, quien ha donado 300 de estos dispositivos a compañías de taxis neoyorquinas.

Los niños que no viajan en este tipo de asiento pueden sufrir lesiones graves e incluso parálisis en caso de accidente, según los especialistas del Hospital Infantil de Filadelfia. Dennis Durbin, pediatra de emergencia de este centro y uno de los principales investigadores del proyecto para la seguridad de los niños como pasajeros que se desarrolla en el mismo, afirma que los asientos elevadores reducen en un 59% el riesgo de sufrir lesiones graves en accidente entre niños de entre 4 a 8 años de edad.

La investigación se ha basado en el análisis de los datos aportados por la aseguradora State Farm, que financia este proyecto de investigación, cuyo objetivo es analizar qué factores contribuyen a incrementar la mortalidad y el riesgo de sufrir lesiones de los niños en los accidentes de tráfico.

A pesar de la aprobación de leyes de seguridad vial más rígidas en Estados Unidos, el porcentaje de niños que llevaban cinturón descendió del 83% en 2002 al 73% durante el pasado año.