Durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados, el ministro aseguró que se han acordado medidas de seguridad con las ONG que deben ser aplicadas por el Frente Polisario.

Cuando se considere que la seguridad es “aceptable” los cooperantes podrán regresar a los campamentos, pero en el número y durante el periodo de tiempo que resulte imprescindible para la ejecución de los proyectos.

Entre las medidas de seguridad barajadas está el levantamiento de un muro perimetral iluminado, la vigilancia de los recintos o la cobertura de comunicaciones con el consejo de no desplazarse fuera de ese ámbito de cobertura.

Margallo dejó claro ante la Comisión que la posición del Gobierno sobre la cuestión “de fondo” del Sahara no ha cambiado, y tampoco sobre la ayuda humanitaria al pueblo saharaui, que sigue siendo destino “prioritario” de la cooperación española.

Insistió por ello en que esa ayuda continuará pero “sin poner en riesgo” la vida de los cooperantes, un riesgo “acentuado” en los últimos tiempos y que culminó en la situación que aconsejó al Gobierno la repatriación “voluntaria” de los cooperantes a finales de julio.

Desgranó la sucesión de revueltas y disputas en Mali con la presencia de grupos terroristas en el norte del país, y aseguró que a finales de julio había constancia de la “inminencia” de un secuestro de cooperantes españoles, por lo que se decidió su repatriación sin anunciarla hasta que todos ellos estuvieran “en un avión seguro”.

No se informó a las ONG, reconoció el ministro, para no poner en riesgo la repatriación. El Frente Polisario “ya ha mejorado” las condiciones de seguridad, explicó, pero aún no son “suficientes” para el regreso de los cooperantes.

Margallo apeló a un informe de las autoridades francesas según el cual el norte de Mali está en manos de un grupo terrorista que busca “desafiar nuestros intereses, nuestros valores y nuestra gente”, una situación considerada resultado de la debilidad de ese Estado pero también de “errores” cometidos al final de la guerra en Libia “con armas circulando sin control”.

Para el futuro próximo se barajan dos hipótesis. Una, que dos de los movimientos predominantes en el norte acuerden con las autoridades del sur la integridad del país y combatan el terrorismo. La segunda, menos favorable, es que los grupos terroristas que pueden haber reclutado hasta 6.000 personas en tres meses, se hagan con el norte de Mali y tengan ahí una “plataforma desde la que dirigir actos terroristas” hacia todo el norte de África y también a los campamenos saharauis.