A las tradicionales herramientas como azadas, carretillas, rastrillos y regaderas, los agricultores madrileños podrán añadir una nueva: la hidroponía. Aunque más que una herramienta, se trata de un sistema en el que las plantas completan su ciclo vegetativo sin la necesidad de emplear suelo natural y que, entre otras ventajas, permite el ahorro en agua y en fertilizantes.

Así, es posible producir en suelos que no son aptos para el cultivo, de forma que ofrece nuevas oportunidades a explotaciones que, debido al cultivo repetitivo, se han hecho ya inservibles.

Es cierto que el trabajador necesita mayor preparación técnica y que los costes son más elevados pero según informó el Gobierno regional en nota de prensa, las ventajas son numerosas: la eliminación del laboreo, el poder cultivar en invernaderos con problemas de suelos, la precocidad de entrada en producción de las plantas de hasta 10 días y la posibilidad de trabajar de forma menos sacrificada y más tecnificada. Según los estudios regionales, durante los primeros años de cultivo aumenta la producción del sistema tradicional en al menos un 20%.

Por ello, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural y Agrario (Imidra) ofrece el invernadero que tiene en la finca La Isla de Arganda, con una superficie de 600 metros cuadrados y tres naves, como lugar de formación para agricultores y técnicos en esta especialidad. Siguiendo este camino, la Comunidad realiza anualmente un ciclo formativo sobre hidroponía. Y es que el sector agrario representa el 1% del PIB regional y da trabajo a 26.000 personas y este es el principal motivo por el que desde el año 2000 el Ejecutivo regional ha apostado por crear un banco de ensayo de los nuevos cultivos hidropónicos.