En este penúltimo día de campaña, Rodríguez Zapatero estuvo en el parque de Nou Barris, en Barcelona, con unas 20.000 personas y junto al candidato a la Alcaldía de la ciudad, Joan Clos y al presidente de los socialistas catalenes, Pasqual Maragall.

En su intervención, recordó queAznar ha planteado estas elecciones como "un plebiscito" de su política, por lo que están en juego muchas cosas más que los gobiernos municipales y los autonómicos de trece comunidades. "Veremos qué dice al día siguiente, cuando vea el resultado electoral, y si recuerda lo que dijo hace años después de unas elecciones municipales y autonómicas", comentó.

El líder socialista se quedó ahí, sin hacer más explícito su mensaje, pero fuentes cercanas a él explicaron después que se refería a la interpretació que Aznar dio del triunfo del PP en las municipales y autonómicas del 95, cuando aseguró que ese resultado debía servir "para enseñar al Gobierno dónde está la puerta de salida", cuestionando la mayoría que sustentaba entonces al Ejecutivo de Felipe González y dando pie a que sus palabras se interpretaran como una petición de adelanto de las generales, que tocaban en 1997 y que finalmente se convocaron en 1996.

Incidió Zapatero en la idea de que el próximo domingo no sólo están en juego los gobiernosde ayuntamientos y de la mayoría de las comunidades sino el inicio de una nueva etapa de progreso "y el fin de una etapa conservadora y reaccionaria del PP".

"No voy a pedir un voto de castigo para Aznar porque para Aznar no pido el voto ni siquiera de castigo, pero voy a pedir el voto de la mayoría para recuperar el progreso, una democracia renovada, gobernantes que dialoguen y que escuchen, una economía al servicio de todos", una etapa, sintetizó, "de nuevas conquistas sociales" y de derechos garantzados por ley a todos los ciudadanos.

DISCURSO DEL MIEDO

Frente al discurso del miedo, propio, en su opinión, de quien "tiene miedo a perder las elecciones", Rodríguez Zapatero señaló al PSOE como el partido de la educación pública para todos, de la sanidad universal, de las pensiones dignas para los mayores, "y el de las Olimpiadas más brillantes de la Historia", que se celebraron en esta misma ciudad, Barcelona, con gobierno municipal y central socialista.

Los españoles, dijo a Aznar, no tienn miedo, sino "preocupación" porque, debido a la gestión del PP, muchos no llegan a fin de mes, los jóvenes no pueden acceder a becas de estudios, sus empleos son precarios y sus sueldos indignos y la vivienda es casi un lujo. Después de todo eso, provocado por los siete años de gobierno de Aznar, añadió, el presidente llega ahora "demasiado tarde" pidiendo el voto con propuestas que suenan, además, "demasiado falsas".

Lo que quiere Aznar, reitero el líder socialista, es un triunfo que le permita deci el día 26 que los españoles "respaldanla guerra, el desastre del Prestige y las reformas educativas reaccionarias". Por ello, alertó de la necesidad de una "amplia participación" del electorado progresista que otorgue al PSOE el respaldo necesario para ese "cambio político, económico y social" en toda España.

La clave de esa alta participación está, según el análisis de los socialistas, en los jóvenes, a los que se dirigió de nuevo para pedirles que el domingo "salgan pronto de casa" y vayan a vota. Les animó además a ir a las urnas "con pegatinas o con chapas", pese a que la Junta Electoral Central ha prohibido expresamente que en los colegios electorales haya cualquier alegato que pueda entenderse como propaganda política.

"Id a votar, si queréis, con pegatinas o con chapas, porque vale más una sola chapa de no a la guerra que la medalla que le han dado a Aznar por su apoyo a Bush", añadió Rodríguez Zapatero, coreado por gritos de "No a la guerra" desde el público.

El secretario general el PSOE recuperó además el mensaje de que este partido es garantía de unidad y de cohesión. En el corazón de los socialistas, dijo desde Barcelona, "caben muchas banderas, la de Cataluña, la de Euskadi, la de Andalucía, la de España, pero, sobre todo, la de la democracia, la justicia social y la paz, que es nuestra Historia".

Se encargó además de halagar efusivamente a los socialistas catalanes, a los que puso como ejemplo de gestión y a los que señaló como garantía de una etapa de gloria para Cataluñ y para España si Maragall gana las autonómicas del próximo otoño. Fue un mensaje de claro respaldo al candidato autonómico que, inusualmente, tomó la palabra después que el secretario general del PSOE.