Así lo refleja el informe ’Innovation Union Scoreboard 2011’, publicado por la UE y analizado por el Instituto de Estudios Económicos (IEE).

Este estudio analiza tres dimensiones diferentes de la innovación: los principales impulsores de la innovación (recursos humanos, sistemas de investigación y financiación), los esfuerzos de las empresas (inversiones empresariales en I+D, colaboración entre empresas y activos relacionados con la propiedad intelectual) y resultados de la innovación (empresas innovadoras y efectos económicos).

El IEE señala que el lugar de España no se corresponde con el peso que tiene su economía en el conjunto europeo y denota una de las grandes debilidades del país, dada la importancia de la innovación para el aumento de la productividad.

Según la clasificación de 2011, hay cuatro países líderes en innovación. El primer lugar corresponde a Suecia, figurando a continuación Dinamarca, Alemania y Finlandia.

El siguiente grupo es el de los países que están en torno al promedio de la Unión Europea. En él figuran Bélgica, el Reino Unido, Países Bajos, Austria, Luxemburgo, Irlanda y Francia, con una puntuación superior a la media, mientras que Eslovenia, Chipre y Estonia se sitúan levemente por debajo.

España está entre los países de innovación moderada. Por delante de España aparecen también Italia, Portugal y la República Checa.

A la cola de la UE-27 figuran los países con innovación modesta: Rumanía, Lituania, Bulgaria y Letonia.