Rajoy se expresó así en el Casino de Madrid durante un discurso de clausura en la asamblea anual del Instituto de la Empresa Familiar, que preside José Manuel Entrecanales.

Subrayó que el cumplimiento del déficit público es la "prioridad" en este ejercicio, dado que "todo lo demás sobra" si España no reduce el gasto del conjunto del Estado en más de 32.000 millones de euros, como exige la Unión Europea.

Rajoy recordó que la principal responsabilidad en la disminución del gasto público recae sobre el Estado y las comunidades autónomas, a las que ahora se las obliga a cumplir con el objetivo de déficit a través de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.

El jefe del Ejecutivo recalcó que "el Gobierno cumplirá y hará cumplir" esas cifras a las comunidades autónomas y las demás administraciones, "como no podía ser de otra forma".

"Para entendernos: si todas han sido responsables del descontrol del déficit, ahora todas las administraciones serán responsables de su control", sentenció.

Para lograr ese reto, Rajoy anunció que el Consejo de Ministros aprobará este mes de abril el Programa de Estabilidad 2012-1215 y, dentro de él, un Programa Nacional de Reformas 2012 que contengan todas las medidas a adoptar hasta final de año.

Adujo que las anteriores crisis económicas han demostrado que "el equilibrio macroeconómico es condición necesaria para salir de ellas y crear empleo", por lo que ahora está decidido a equilibrar el balance de las cuentas del Estado.

DUDAS DE LOS MERCADOS

Rajoy esgrimió que España se encuentra "en medio de todas las turbulencias" económicas, lo que acrecienta la presión de los mercados y el auge de la prima de riesgo.

Indicó que este motivo obliga a ser "más rigurosos y exigentes" e insistió en que el país está obligado a reducir el gasto público. "Si no reducimos el déficit, vamos a generar muchas dudas en los mercados", advirtió.

El presidente del Gobierno explicó las medidas que ha adoptado en los tres primeros meses de mandato y lo que espera conseguir con cada una de ellas. El objetivo final, recalcó, es que la economía vuelva a crecer y se cree empleo.

Reconoció que, para eso, se ha visto obligado a adoptar decisiones "extraordinariamente duras porque así lo exigen las circunstancias", aunque recordó que en 1996 también hicieron falta "esfuerzos, sacrificios y estrecheces" para abrir la puerta a "una de las etapas más brillantes de la economía española".

Rajoy se amparó en aquel modelo económico para repetirlo ahora a pesar de que las circunstancias "no son las mismas, pero el método y el sentido último de las actuaciones sí lo son".

Pese a la presión de los mercados y las críticas a algunas de sus políticas, Rajoy aseguró que "no vamos a improvisar ni nos vamos a impacientar" a la hora de emprender reformas. "Pero tampoco vamos a detenernos", avisó.