En un encuentro mantenido entre ONG y periodistas en la zona del Sahel, Abdou Ramatou, miembro de la Red de organizaciones Campesinas y Productores Agrícolas de África Occidental, ha afirmado que las lecciones aprendidas de situaciones similares demuestran que es necesario actuar de manera rápida y coordinada para salvar vidas.

"Es más fácil prevenir la malnutrición que curar una hambruna", ha asegurado Ramatou, quien ha coincidido en este punto con Baka Hassane, de la Red de Organizaciones de Agricultores y Pastores en el Sahel, que ha sido muy claro: "No se puede evitar la sequía, pero sí la hambruna".

"No podemos caer en los mismos errores que caímos en el Cuerno de África, donde sonaron las alarmas, pero no actuamos a tiempo", han insistido los representantes de las Organizaciones No Gubernamentales.

Y es que, han recordado, "más de 15 millones de personas se enfrentan a una gravísima crisis alimentaria que puede empeorar en el mes de junio por la escasez de lluvias".

Más de un millón de niños padecen desnutrición severa y los precios de los alimentos llegan a ser en la zona entre un 60 y un 80% más altos que en los últimos cinco años.

Ante este panorama, la ONU estima que se necesitan 724 millones de dólares para hacer frente a las necesidades actuales, una cantidad que podría aumentar a medida que avance la crisis. Y aunque algunos organismos ya han destinado algunos fondos (entre ellos, la Unión Europea) aún se necesita más de la mitad de la ayuda solicitada.