ETA. Víctimas del País Vasco denuncian insultos e intentos de expulsión de sus barrios

MADRID
SERVIMEDIA

Víctimas de ETA residentes en el País Vasco denuncian que, a raíz de haber sufrido un atentado o por ser objetivo de la banda terrorista, han recibido “insultos” e, incluso, sus vecinos han tratado de desalojarles de sus casas con el argumento de que llevar escolta alteraba la paz del vecindario.

Estos son algunos de los testimonios que figuran en el libro “La noche de las víctimas”, que es el resumen de un estudio elaborado por científicos del País Vasco y que hoy fue presentado en Madrid, en un acto al que asistieron el presidente del Senado, Javier Rojo; el director de Víctimas del Ministerio del Interior, José Manuel Rodríguez Uribes, y la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua.

El estudio ha sido impulsado por la Fundación Fernando Buesa, cuyo vicepresidente, Jesús Loza, estuvo también presente en el acto de Madrid, junto a Isabel Izarzugaza, una de las autoras de la investigación.

Además de constatar las secuelas físicas y psíquicas de la violencia de ETA, esta investigación revela cómo a muchos afectados les duele “profundamente” que, tras ser objeto de un atentado, han sufrido la indiferencia o el desprecio de vecinos, empresas o compañeros de trabajo.

SIN APOYO DE LA EMPRESA

Una de las 36 víctimas entrevistadas asegura que “nunca ha habido ningún apoyo, en ningún aspecto, por parte de la empresa”. Otro afectado revela cómo, tras ser asesinado su padre, en su instituto se celebró una asamblea para condenar unas detenciones de miembros de ETA o su entorno, reunión en la que se preguntó a este joven cuál era su opinión, algo que el interpelado entendió que era “una forma muy clara de intimidación y de amenazar”.

Asimismo, una persona que lleva escolta relata cómo “en el propio portal, dos o tres vecinos intentaron echarme de la casa. Alegaron que entraban los guardaespaldas y que no podía ser (…), que no era seguro tampoco que yo estuviera allí”.

Otra víctima habla de que sus compañeras de trabajo “me hicieron el vacío por ser víctima”. En esta línea, otra víctima afirma que “sí que han hecho un vacío; pero vacío en cuando a no mostrar muestras de apoyo, a no solidarizarse contigo, a tratarte como algo totalmente indiferente, como si mi abuelo hubiera muerto en un accidente de coche o ¡yo que sé! De un accidente laboral o por una enfermedad…o cualquier otro motivo. Y no al menos como un acto violento”.

Asimismo, otra víctima se queja de que su familiar víctima de ETA era insultado por los “chavales” cuando vivía, algo que continuó tras el crimen. “No habían pasado ni dos meses del asesinato”, relata, “y en el camino del cementerio había insultos con pintadas, ¡en la puerta del cementerio y en el camino!”.

(SERVIMEDIA)
02 Nov 2009
NBC/caa