El primer religioso español que murió vícitima de la violencia fue Joaquín Valmajó, de los Padres Blancos, el 26 de abril de 1994, en Ruanda. La misma suerte corrieron las misioneras agustinas, Ester Paniagua y Maria Alvarez, asesinadas en Argel (Argelia) el pasado 23 d octubre.

Entre los misioneros muertos había 8 padres blancos, 6 jesuítas, 2 misioneras agustinas, 1 dominica de Santa Clara, 1 espiritano, 1 hermano marista, 1 hermana del Instituto de la Asunción, 1 sacerdote del instituto "Fidei Domun", 1 montfortiano y 1 misionero de la Congregación de la Santa Cruz.

Por países de origen los religiosos franceses encabezan la lista de misioneros sacrificados con un total de 6. Le siguen 5 ruandeses y 3 españoles, sin contar las más de 200 víctimas por la ola d violencia en este país africano, entre sacerdotes, otras personas consagradas y agentes pastorales; 3 indios; 2 belgas; 1 argentina; un irlandés; 1 canadiense, y 1 haitiano.

La hermana Mónica Loyarte, de nacionalidad argentina, que pertenecía a las Dominicas de Santa Catalina, fue la primera misionera masacrada el año pasado, el 25 de febrero en Matyana (Uganda). Por otra parte, el 27 de diciembre fallecía en Argel Alain Dieulangard, de los Padres Blancos, en la ciudad africana de Argel, última víctia de 1994.