Así lo reconoció la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, en una entrevista en RNE recogida por Servimedia, al asegurar que ese resultado se ha debido “fundamentalmente” a un evidente “fracaso” del Gobierno de Mariano Rajoy en sus primeras medidas para gestionar la crisis económica.

En Andalucía, el PSOE ve “todas las opciones posibles para seguir gobernando” junto con Izquierda Unida, aunque las condiciones concretas de esa alianza deberán ser negociadas por el presidente autonómico en funciones, José Antonio Griñán, con la coalición.

Aunque desde Izquierda Unida se avanzan severas condiciones para respaldar al PSOE, Valenciano se mostró segura de que habrá un gobierno de izquierdas porque así lo mandan las urnas, y relativizó la distancia entre ambas formaciones a lo que a política económica se refiere.

Hay que cumplir el déficit y los acuerdos del Consejo Europeo, aseguró la dirigente socialista, pero también es verdad que hay “matices importantes” sobre los ritmos y el calendario del ajuste, no sólo por parte del PSOE sino por otros socialdemócratas europeos, y por tanto hay “especio de entendimiento” con Izquierda Unida.

Además, desde el PSOE no descartan que esa situación pueda servir a Izquierda Unida para “reflexionar” sobre lo que ocurrió en Extremadura, donde la coalición decidió respaldar al PP tras las últimas elecciones autonómicas impidiendo con ello la continuidad del socialista Guillermo Fernández Vara.

Para el PSOE, el resultado electoral refleja sobre todo el “fracaso” del PP, que daba casi por hecha la mayoría absoluta en Andalucía y contaba también con gobernar en Asturias, algo que podría hacer sumando escaños con el Foro de Álvarez-Cascos, pero que Valenciano no da por seguro.

A la espera de un escaño que podría recuperar el PSOE por el voto emigrante, Valenciano aseguró que el candidato socialista, Javier Fernández, defenderá en todo caso su derecho a gobernar como fuerza más votada con “muchísima diferencia” sobre el segundo.

Para el PSOE, la clave es que Rajoy “se alió con la crisis para llegar al poder y eso es una mala cosa”, ahora “se ha vuelto contra él” porque apenas cien días después los ciudadanos se han dado cuenta de que la aprovecha para “encubrir una agresión a los derechos de los trabajadores” con la reforma laboral y para “desmantelar” el estado social.

El resultado es “un balón de oxígeno” para todos los socialistas, “un soplo de optimismo” después de dos severas derrotas, y el rédito de trabajar “con rigor y seriedad” para revitalizar un partido que, según se ha demostrado de nuevo, “está perfectamente preparado para empezar a subir”.