Estos datos han impulsado la reciente publicación del manual "Psiquiatría para Padres y Educadores", un libro de la editorial Narcea firmado por la doctora María Jesús Mardomingo, jefe de la Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Gregorio Marañón.

Según esta experta, lo más importante para padres y educadores es saber que una enfermedad psiquiátrica detectada a iempo y bien tratada puede evitar secuelas una vez el niño se convierta en adulto.

Entre los signos que el niño puede manifestar figuran el aislamiento o la falta de relación con otros niños de su edad tanto en el ámbito escolar como social, el retraimiento y la falta de comunicación.

Otro síntoma a tener en cuenta, explica la doctora Mardomingo, sería observar una ruptura brusca en la evolución normal de un niño o adolescente que hasta ese momento había mantenido un comportamiento más ajustado, on un rendimiento académico aceptable pero que de pronto modifica su comportamiento, apareciendo, por ejemplo, el fracaso escolar.

Además de la influencia del entorno familiar se calcula que el 50% de la variación del comportamiento de los adolescentes con los padres es de carácter genético, es decir, depende de las características mentales del hijo. Asimismo, el 20% de la variación del comportamiento dependen también de las característica genéticas del hijo.

TRASTORNOS MAS FRECUENTES

Siguiendoclasificaciones internacionales, los trastornos más comunes son los relativos al déficit de atención e hiperactividad, los trastornos del comportamiento y los trastornos de ansiedad.

Otros menos frecuentes y más graves son los trastornos generalizados del desarrollo -como el autismo- o la esquizofrenia. También afectan a los niños las enfermedades psicosomáticas, la depresión, los trastornos del aprendizaje y los problemas de personalidad.

La frecuencia de la incidencia de trastornos psiquiátrico en esta etapa de la vida varía con la edad, el sexo y el nivel socio-económico. En los niños son más frecuentes los trastornos del comportamiento como la agresividad, mientras que las niñas se ven más afectadas por problemas como la depresión o la ansiedad.

Los trastornos de conducta, por el contrario, afectan más a los varones, aumentando la incidencia con la edad. Los trastornos de la alimentación producen más problemas en los adolescentes y la adicción a las drogas y otras sustancias se suele diagosticar más en chicos, que además suelen pertenecer a clases sociales desfavorecidas, aunque no exclusivamente.

A lo largo de un año, aproximadamente un 20% de los niños y adolescentes españoles padece algún trastorno psíquico de mayor o menor intensidad. De este porcentaje, la mitad son trastornos de ansiedad y depresión.

Asimismo, los trastornos de déficit de atención e hiperactividad pueden afectar a cerca de un 10% de los niños. Menor incidencia, entre un 6% y un 8%, presentan los trastornos e comportamiento de tipo agresivo/disruptivo. Por último, un 5% son trastornos de alimentación y algo menos del 1% corresponden a las enfermedades más graves, como las de carácter obsesivo-compulsivo, las distintas psicosis o la esquizofrenia, trastornos todos ellos que a estas edades requieren un tratamiento intenso y prolongado.

Por último, hay dos picos de edad en los que se localiza una mayor demanda de atención. El primer pico se sitúa entre los 7 y los 10 años, un momento que coincide con una nuva etapa de sus vidas caracterizada por mayores exigencias académicas y un período de socialización más pronunciado.

El otro pico de incidencia comienza hacia los 14 años, con la entrada en la adolescencia. Mientras que en el primer caso hay más presencia del sexo masculino, en este segundo la incidencia por géneros está más igualada.