En rueda de prensa, Wert indicó su intención de conseguir “el máximo consenso” y de analizar “los efectos que esta modificación en la arquitectura del sistema tendría en su conjunto, “tanto hacia arriba como por abajo”.

Sin embargo, el diálogo con la comunidad educativa no significa “dilatar el proceso sine die”, apuntó, por lo que “no me comprometería a que la ley vaya en este período de sesiones, pero sí en este año”, declaró Wert.

La reforma implicaría un Bachillerato de tres años y una educación secundaria también de tres (desaparecería el último curso de la ESO), lo que de “ninguna manera supondrá rebajar la condición obligatoria de la enseñanza hasta los 16", resaltó el ministro.

Asimismo, destacó que todas las Comunidades Autónomas manifestaron su preocupación por mejorar la calidad educativa y se mostraron conformes con la necesidad de analizar “la arquitectura del sistema” a tal fin.

La urgencia de mejorar la formación profesional y los cursos de capacitación inicial de cara a una mayor empleabilidad fueron otras áreas de acuerdo durante esta primera reunión, de la que el ministro aseguró haber salido “muy satisfecho por el clima” reinante.