Así lo defendió en el transcurso de su intervención en el 23 Congreso Católicos y Vida Pública, auspiciado por la Universidad CEU San Pablo y en el que, hasta este domingo, se aborda la temática de la ‘Corrección Política: libertades en peligro’, según precisó la universidad en un comunicado.

Durante su alocución en el marco de la conferencia titulada ‘¿La cultura de la cancelación o la cancelación de la cultura?’, Brague aseguró que la cultura actual “está atrapada en una suerte de perversión del sacramento de la penitencia”. “Tenemos confesiones por doquier y queremos que otros se confiesen y arrepientan”, abundó, convencido de que “no hay absolución alguna, no existe el perdón”, por lo que tampoco existe “ni la esperanza de una nueva vida ni la voluntad de tomar sus riendas”.

“Ojalá podamos recobrar nuestra capacidad para perdonar”, resolvió el pensador después de subrayar que lo que está en juego no es solo el problema concreto de la cultura occidental, sino “nuestra relación con el pasado”. “Hemos de preguntarnos qué tipo de actitud debemos adoptar ante aquello de lo que somos producto, para empezar, ante nuestros padres, nuestro país y nuestro idioma, entre otros, y debemos elegir entre perdonar o condenar”, insistió.

El experto recordó que el pasado de la humanidad “está marcado por los conflictos y las guerras”, razón por la cual, “una personalidad a la que una cultura A considere un héroe puede representar la encarnación del mal para una cultura B”. “Únicamente culturas que no existen y puramente imaginarias pueden ser totalmente inocentes”, espetó.

CULTURA DE LA CANCELACIÓN

En este punto, explicó que la denominada ‘cultura de la cancelación’ “puede percibirse a primera vista como un fenómeno contemporáneo y que, por ende, pertenece al ámbito periodístico más que al filosófico”. “Pero un análisis más detallado nos permite ver que estamos en la última fase, por ahora, de un largo proceso que empezó en la antesala de los tiempos modernos”, agregó.

“No estamos viendo sino la espuma de una ola mucho más grande, ya que la idea de hacer tabula rasa se remonta al siglo XVII, con el filósofo francés René Descartes, quien planeó desprenderse de los prejuicios de su infancia para construir un nuevo edificio de conocimiento cimentado sobre un terreno completamente nuevo”, destacó, convencido de que “siempre es más fácil destruir que crear algo de la nada”, algo que, a su entender, nos debería enseñar a “mostrar una cierta prudencia”, consciente de que, “cuando tocamos lo que las generaciones anteriores han construido, deberíamos hacerlo con manos temblorosas”.

El director del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) del CEU, Elio Gallego, fue el encargado de presentar la ponencia y advirtió de que “la conversación actual necesita libertad y verdad, una necesita de la otra".

Este año el 23 Congreso Católicos y Vida Pública se celebra en formato de doble presencialidad hasta el 14 de noviembre y esta tarde la vicepresidenta de la Fundación Villacisneros, María San Gil, disertará sobre ‘Corrección política y nuevas ideologías en la vida española’, a partir de las 18.00 horas.

Posteriormente, a las 19.30 horas, el actor y dramaturgo Albert Boadella y el economista Jorge Soley participarán en el acto cultural del Congreso, que se clausurará este domingo con una eucaristía presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, la ponencia del periodista Bieito Rubido sobre ‘Las trampas del neolenguaje y la erosión de los valores’ y la lectura del manifiesto del congreso.