Con una inversión global de 7,5 millones de euros, la cadena de distribución ha evolucionado su tradicional combi (carros metálicos en el que se almacenan los pedidos para enviar a tienda) hacia un modelo de más altura que permitirá apilar los bultos en dos estancos desmontables.

Este sistema permite una reducción de hasta un 10 por ciento de las emisiones de C02 gracias a una mejora y eficiencia en el transporte, se consiguen mejoras ergonómicas para los trabajadores con lo que se evitan problemas relacionados con el lumbago y el sobreesfuerzo, y se obtiene un ahorro de hasta 3,7 millones en gastos relacionados con el transporte

El hecho de que ahora los combis cuenten con una altura mayor que los anteriores permitirá aumentar la carga por carro, lo que ajustará la frecuencia de servicio y generará una reducción en la emisión de los gases contaminantes.

Asimismo, la compañía impulsará el uso de camiones que dispongan de una carga de combustible mixta (85% gasoil y 15% biocombustible). Unos camiones que reducirán aún más las emisiones a la vez que permiten duplicar el número de carros que se venían transportando.

Además, la posibilidad de descarga en dos piezas hace más fácil la reposición en tienda, evitando los problemas que puedan surgir para los trabajadores derivados del proceso de carga y reposición.

Por último, todo el proceso permitirá un ahorro anual de 3,7 millones con la renovación de los 90.000 combis que se utilizan para la cadena de distribución del mercado español.

En principio, este nuevo sistema sólo se empleará en España, pero la compañía no descarta ampliarlo al resto de países en los que opera una vez lo consolide.