Esta nueva edición está marcada por el recorte presupuestario al que deben hacer frente las comunidades autónomas para reducir el déficit público, lo que ha producido una caída de su inversión en la feria, que, como consecuencia, contará con una superficie expositiva de 65.000 metros cuadrados, frente a los 75.000 del pasado año. De hecho, la feria pierde un pabellón y contará con nueve en lugar de diez.

La feria, que se cerrará el domingo, aspira a ser una plataforma comercial para promover la dinamización de un sector que, a pesar de las dificultades, ha demostrado su fortaleza con un crecimiento del 4,5% en las llegadas de turistas internacionales en todo el mundo durante los ocho primeros meses de 2011.

En cuanto a la presencia internacional, destaca la ausencia en esta edición de Francia, el país que recibe más turistas en el mundo.

Por su parte, Latinoamérica, mercado para el que la feria es el certamen de referencia como puerta de acceso a Europa, contará con una importante presencia de sus destinos, algunos de ellos, como Cuba y Venezuela, incrementando su participación.

En otros mercados del ámbito internacional, por primera vez habrá representación oficial de Bangladesh y regresan otras, como la de Azerbaiyán, Taiwán y Haití, que ha sido invitada por la organización.

Mientras, el área dedicada a las empresas turísticas sigue con la tendencia de crecimiento ya manifestada en la última edición, reforzando su presencia compañías como Orizonia, Iberostar, Hotelbeds, Oasis Hoteles, Iberia, Adif, Aena o Renfe, entre otras.

La organización prevé un incremento del 3,1% de los visitantes profesionales, que deben pagar 25 euros por entrar al recinto todos los días o 13 por hacerlo uno de ellos. Los no profesionales, a los que Fitur se abre el sábado y el domingo, deben pagar ocho euros.