Coronavirus
Los neumólogos exigen dosis de refuerzo contra la Covid-19 para pacientes respiratorios crónicos y un calendario de vacunas para adultos
-En el marco del 54º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) exigió este jueves que los pacientes respiratorios crónicos reciban la dosis de refuerzo de la vacuna contra la Covid-19, así como “aquellas vacunas que han demostrado ser eficaces para reforzar el sistema inmune del adulto”, como las de la gripe, el neumococo, el herpes zoster y la tos ferina y reivindicó la implantación de un calendario vacunal para el adulto con patología respiratoria.
Así lo aseguró en rueda de prensa el doctor Felipe Villar, jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid y managing editor de la revista científica ‘Open Respiratory Archives’, en el 54 Congreso Nacional de Separ que arranca hoy en Sevilla.
“La dosis de refuerzo de la vacuna Covid-19 habrá que administrársela a los pacientes crónicos respiratorios, como los afectados por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID), entre otras, porque la afectación grave de la Covid-19 ocurre a nivel pulmonar”, precisó, consciente de que los pacientes con estas patologías respiratorias crónicas “evolucionan a peor pronóstico”.
Actualmente se ha iniciado la doble inoculación de la vacuna de la gripe y de la Covid-19 a determinados subgrupos de la población y Separ recordó que, en el futuro, se desconoce si el SARS-CoV-2 “se comportará como el virus de la gripe o como un coronavirus tradicional”, insistiendo en que, hasta el inicio de la pandemia, alrededor del 10% de las infecciones respiratorias estaban causadas por coronavirus.
En caso de que se comportara de forma “parecida” a la gripe sería preciso vacunar a la población cada año y, en este escenario, Separ incidió en que se debe incluir a los pacientes respiratorios crónicos, “especialmente a los de más alto riesgo”.
“Las vacunas deberán ser también esterilizantes y, por lo tanto, no solo servirán para disminuir la gravedad de las infecciones, sino también para evitar la transmisión por SARS-CoV-2”, advirtió Villar.
Además de proporcionar esta dosis de refuerzo a la población española, Separ juzgó “importante” que se destinen vacunas a países en vías de desarrollo que no tengan un nivel óptimo de vacunación, con el fin de aumentar la cobertura vacunal de la población de dichos países frente a la Covid-19.
“Sin este esfuerzo global, pueden surgir más nuevas cepas y variantes resistentes a las vacunas que pueden llegar a España y provocar una disminución de la eficacia de las vacunas y todo el esfuerzo de vacunación frente a la Covid-19 de la población española”, agregó Separ.
FITNESS INMUNOLÓGICO
El doctor Villar defendió la necesidad de contar con un calendario vacunal del adulto “y no solo para las vacunas de la gripe y del neumococo, sino otras como la tos ferina y herpes zoster”, consciente de que, además, “todavía está por ver si deberá mantenerse la vacuna de la Covid-19, en función de la evolución de la pandemia”.
En este punto, Separ hizo referencia a dos conceptos que han cobrado protagonismo con la actual crisis, como son la inmunosenescencia, esto es la pérdida de eficacia del sistema inmunitario que ocurre con la edad, y el fitness inmunológico, el entrenamiento del sistema inmune para mejorarlo y así combatir el “declive” que este sufre con la edad.
El fitness inmunológico se basa en la aplicación de ciertas medidas como seguir una dieta adecuada, hacer ejercicio físico y la “puesta a punto” del sistema inmune mediante la administración de vacunas eficaces en el adulto, entre las cuales figuran la vacunación frente a la gripe, que se efectúa anualmente, y la vacunación frente al neumococo, que se administra en una sola dosis.
En general, ambas vacunas están indicadas en población de riesgo, como son los grupos de personas con más de 65 años y en pacientes inmunodeprimidos o con enfermedades crónicas (entre ellas las respiratorias) y, con mayor frecuencia, en personas institucionalizadas y profesionales de servicios públicos, como el personal sanitario, las fuerzas de seguridad o los cuerpos de bomberos, entre otros, en el caso de la gripe.
(SERVIMEDIA)
04 Nov 2021
MJR/gja