Según la ONG, más de 100 países y cientos de millones de personas a los que asisten, comienzan a experimentar las consecuencias del cambio climático y los daños ocasionados frustran los esfuerzos por salir de la pobreza.

La ONG recordó que en diciembre de 2009, los políticos del mundo se reunirán en Copenhague para firmar un tratado que aborde el cambio climático. Con vistas a esta reunión, ya en marzo de 2009, 2.500 científicos se reunieron en la capital danesa para presentar los resultados más recientes de sus investigaciones sobre esta cuestión.

Los expertos estiman que 26 millones de personas ya han resultado desplazadas a causa del cambio climático y que 375 millones de personas podrían verse afectadas por desastres relacionados con el clima, de aquí a 2015.

Según IO, el impacto más cruel que el cambio climático tendrá para la humanidad en el futuro próximo probablemente sea el aumento del hambre ya que cultivos básicos como el maíz y el arroz son muy susceptibles a las subidas de temperatura y a las estaciones cada vez más extremas y de patrones impredecibles.

"Los efectos sobre la salud de las personas son alarmantemente diversos. El cambio climático expone a cientos de millones de personas a enfermedades tropicales que nunca habían conocido, transmitidas por el agua o por insectos. Al subir las temperaturas, las personas no podrán trabajar tanto tiempo debido al calor, sin riesgo de perjudicar su salud", aseguran desde Intermón.

Respecto a la frecuencia de los desastres asociados al clima, la ONG informa de que "ha aumentado de manera extraordinaria. Si continuamos trazando la línea del gráfico que refleja este tipo de fenómenos entre 1975 y 2008, podemos ver que en 2030 la incidencia de desastres se habrá triplicado con respecto al nivel actual".

EL FUTURO DE LOS DÉBILES

El tratado que saldrá de la reunión de diciembre, "debe asegurar que las emisiones de carbono alcanzan su nivel máximo en 2015 y comienzan a descender a partir de entonces", explicó la ONG.

Según Intermón, los países ricos deben comprometerse a reducir sus propias emisiones al menos un 40% para 2020 y, todos los estados deben actuar para reducir las emisiones globales al menos en un 80% por debajo del nivel de 1990 para 2050.

Por último, IO destacó que "cuanto mejor desarrollado está un país, en mejores condiciones está para afrontar los desastres ecológicos y recuperarse de ellos".