Según datos de la Unesco, en el mundo hay más de 250 millones de niños que no consiguen adquirir las capacidades básicas de cálculo y lectoescritura. A este respecto, la integrante del departamento de Estudios de Manos Unidas, María José Hernando, denunció que, si no se remedia esta situación, estos niños “estarán condenados a una vida marcada por la desigualdad”.

Destacó el papel de la pandemia en este contexto, la cual ha puesto de manifiesto “la enorme brecha digital existente entre los países ricos y los más empobrecidos y las grandes diferencias a la hora de afrontar el cierre de los centros educativos”.

Además, agregó que esta crisis ha tenido unas consecuencias “nefastas” en los programas de alfabetización de la población adulta, al quedar relegados por la falta de conocimientos de informática, carencia de dispositivos o personal, según el caso.

Asimismo, subrayó que es “imperativo” retomar y garantizar la educación de los adultos, porque el analfabetismo hace que estas personas se enfrenten a las mayores desigualdades y discriminaciones, “que pueden verse incrementadas por otros factores como la etnia, el género, o el lugar en el que hayan nacido”.

Por esta razón, con motivo del Día Internacional de la Alfabetización, Manos Unidas llamó la atención sobre los 773 millones de personas adultas, en su mayoría mujeres, que a pesar de estar en la era de la digitalización, no saben leer ni escribir.

Manos Unidas también expresó que la alfabetización “abre la puerta al acceso de los derechos humanos”, ya que sobre la educación se sustentan las bases de la participación ciudadana y la convivencia “pacífica” a la que todas las personas tienen derecho.

Por ello, la organización recalcó que ha aprobado 902 proyectos educativos por importe superior a los 49 millones de euros.