Así lo confirmaron fuentes gubernamentales, que señalaron igualmente que el comité de crisis sobre Afganistán no se comenzó a reunir a diario hasta el siete de agosto. Tal es así, que cuando los talibanes llegaron a la capital, Kabul, y se hicieron con el Gobierno tras la fuga del presidente Ghani, prácticamente no quedaba ningún residente español en la urbe. En esa colonia no se incluye el personal del cuerpo diplomático, y los españoles usaron medios comerciales para abandonar el país asiático.

A pesar de ese aviso de la sede diplomática y de la rápida evolución de los acontecimientos, con la toma de ciudades y zonas clave por los talibanes, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, decidió cesar al embajador, Gabriel Ferrán, y nombrar en su lugar a Ricardo Losa Giménez, que debía tomar posesión del cargo el primer miércoles del mes de agosto.

Pese al aviso del experimentado diplomático, fuentes diplomáticas sostenían avanzada la segunda semana de agosto que la idea era mantener abierta la embajada de España en Kabul. Finalmente se impuso la realidad, y los miembros del Servicio Exterior presentes en el país han debido abandonarlo, no sin antes dar muestras de una profesionalidad aplaudida por la opinión pública y los diferentes partidos políticos, al permanecer a pie de pista en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai hasta que se completó la evacuación de compatriotas y colaboradores afganos este viernes.