#VacúnaTE
La proteína S que generan las vacunas no es tóxica ni daña tejidos, en contra de lo que afirma un ingeniero en un vídeo
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La proteína S que generan las vacunas contra la Covid-19 no es “tóxica” ni daña tejidos del cuerpo humano, en contra de lo que afirma en un vídeo viralizado el ingeniero aeroespacial Juan Zaragoza.
Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google News Initiative.
No hay evidencias de que la proteína S sea tóxica y cause muerte celular programada o de que dañe las plaquetas y las células endoteliales. Tampoco las hay de que esta proteína S sea la causa de los casos muy raros de trombos que se dan con las vacunas de AstraZeneca y Janssen, o de que sea el origen de los escasos eventos de miocarditis y pericarditis que se han asociado a las vacunas de Pfizer y Moderna. Tampoco hay evidencias de que las vacunas contra el coronavirus provoquen tormenta de citoquinas o el conocido como fenómeno ADE.
Como explica el Ministerio de Sanidad, la llamada proteína S (también espiga o ‘spike’) es una proteína del coronavirus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19. Esta proteína encaja con la enzima ACE2 de nuestras células como una "llave en una cerradura" y, de esta forma, el coronavirus entra en nuestro organismo.
Lo que hacen las vacunas que están en uso en la Unión Europea y España es que nuestras defensas actúen contra esta proteína S. Para ello, se utiliza ARN mensajero (Pfizer y Moderna) o vectores de adenovirus (AstraZeneca y Janssen) para que nuestras células fabriquen la proteína S igual a la del coronavirus. El resultado es que nuestro sistema inmune reconoce que esta proteína no debería estar ahí y produce anticuerpos y linfocitos T.
Juan Zaragoza dice que la proteína S que generan las vacunas es tóxica. Y repite una misma idea varias veces: que todos los tejidos del cuerpo que tengan receptores ACE2 son vulnerables a ser infectados por esta proteína.
No obstante, Guillermo López Lluch, catedrático de Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide, aclara a Maldita.es que "la proteína S, que se sepa, no induce respuestas tóxicas dentro de las células y, por supuesto, no se puede comportar como un patógeno". "Si tenemos en cuenta que la toxicidad por la proteína S no está demostrada y que los niveles de esta proteína en las personas vacunadas son muy bajos y que desaparecen rápidamente, la 'infección' de cualquier tejido es totalmente improbable".
El experto apunta que una pequeña cantidad de proteína S generada por la vacuna sí podría ser liberada a la circulación sanguínea, pero sería eliminada rápidamente. De hecho, un estudio publicado en la revista ‘Clinical Infectious Diseases’ en el que se encontró proteína S en la sangre de once sanitarios vacunados, mostró que los propios anticuerpos que genera la vacuna eliminan la poca proteína S que se libera al torrente sanguíneo.
Tras afirmar que la proteína S es tóxica, Juan Zaragoza dice que está "comprobado" que cuando la proteína se une a los receptores ACE2 se envía una señal a las mitocondrias celulares para que inicien un proceso de apoptosis o muerte celular programada. Y, supuestamente, cuando el sistema inmunológico detecta que una célula está dañada "tenderá a destruirla y eliminarla".
Pero, según López Lluch, no hay ningún estudio que avale esta afirmación. El catedrático explica que sí se ha analizado la relación de algunos coronavirus con la apoptosis en estudios in vitro. Pero "estos estudios no pueden ser usados para confirmar o desechar que la proteína S haga algo en la mitocondria, aunque es muy poco probable que pueda". En todo caso, según el experto, los "mecanismos de toxicidad celular" que se exponen en esos estudios parecen depender de las grandes cantidades de proteína que se utilizan para los ensayos in vitro. Sin embargo, en el organismo humano "es muy arriesgado, sino totalmente descabellado, decir que puede existir esa toxicidad".
Además, el experto aclara que aunque la proteína S pudiera inducir la muerte celular, "el sistema inmunitario no sería necesario para destruir y eliminar la célula, ya que ésta habría entrado en un procedimiento de muerte y se destruiría".
Juan Zaragoza afirma que la proteína S tiende a infectar las células del endotelio, que es un tejido celular que reviste interiormente los vasos sanguíneos. En la descripción del vídeo, enlaza a un documento con un estudio en el que se concluye que la proteína S del coronavirus puede dañar las células endoteliales vasculares.
Pero Zaragoza omite otra información que da el estudio. Los propios autores de este artículo indican que los anticuerpos generados por la vacunación contra la proteína S no sólo protegerían contra la infección por el coronavirus, sino que también protegerían contra los posibles daños al endotelio vascular. "Es una tergiversación de lo que el estudio dice", señala López Llunch.
Zaragoza también asegura que un estudio de Japón ha revelado que la proteína S y los nanolípidos de las vacunas de ARN mensajero, como la de Pfizer y Moderna, viajan por el torrente sanguíneo y se acumulan en ciertos tejidos como el bazo, las glándulas suprarrenales, el hígado, o la médula ósea.
Hace referencia a un documento publicado por la Agencia de Productos Farmacéuticos y Dispositivos Médicos (PMDA) de Japón sobre la vacuna de Pfizer. Desde la farmacéutica explicaron a Reuters -agencia que forma parte del International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es- que se trata de un Documento Técnico Común (CTD) que se tiene que enviar a autoridades reguladoras, como la PMDA de Japón, para que puedan aprobar fármacos.
Este documento muestra los resultados de un experimento con ratas (no con humanos) a las que se les aplicó la vacuna de Pfizer. El documento precisa los niveles de concentración de los lípidos ALC-0315 y ALC-0159 de la vacuna de Pfizer que se encontraron en diferentes órganos de las ratas. Según los expertos consultados por Maldita.es, esos resultados no son alarmantes y no indican que se produzca una acumulación que pueda causar patologías.
DAÑO A PLAQUETAS
Según Zaragoza, la proteína S generada por la vacuna puede dañar las plaquetas y, una vez las infecte, se pueden producir trombos o incluso ictus. Ramón Lecumberri, vocal de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia y experto en trombosis de la Clínica Universidad de Navarra, explica que, en ocasiones, las vacunas (no sólo las de la Covid-19) producen bajadas transitorias de las cifras de las plaquetas, "la inmensa mayoría de carácter leve y sin transcendencia clínica". Pero aclara que "no hay evidencia de una implicación de la proteína S en este fenómeno".
Zaragoza va un paso más allá y asocia la proteína S generada por la vacuna con los casos muy raros de trombos que se han descrito como efecto secundario para las vacunas de AstraZeneca y Janssen. Sin embargo, según explica el doctor Lecumberri, el síndrome de trombosis y trombocitopenia se debe a la generación de anticuerpos "frente al factor plaquetario 4 (PF4) que activan las plaquetas. No se ha demostrado un papel directo de la proteína S en este cuadro, sino que se cree que podría estar relacionado más bien con el vector adenoviral".
Zaragoza también vincula la proteína S generada por las vacunas con los casos muy poco frecuentes de miocarditis y pericarditis que se han dado con las vacunas de ARN mensajero de Pfizer y Moderna. Sin embargo, José María Gámez Martínez, presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), aclara que, hasta la fecha, "no hay ninguna evidencia científica de que la proteína S se introduzca en el corazón y produzca inflamación del miocardio ni del pericardio". De hecho, todavía se desconoce la causa de este efecto secundario de las vacunas de Pfizer y Moderna.
En el vídeo, Zaragoza afirma que la proteína S del virus genera una tormenta de citoquinas y advierte de que "lo que se nos está inyectando es precisamente esa proteína de la espícula". También dice que nadie sabe cuánto tiempo van a estar nuestras células fabricando esta proteína.
La tormenta de citoquinas (o de citocinas) es una respuesta inflamatoria desmesurada en la que está implicado el sistema inmune. Pero "no hay ninguna evidencia de que las vacunas produzcan tormenta de citocinas, al contrario, la evitan", según asegura África González Fernández, catedrática de Inmunología de la Universidade de Vigo. En esta misma línea, Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, manifiesta que la afirmación es falsa y que las vacunas "no inducen la proteína espiga (spike o S) en grandes cantidades". Por ejemplo, en el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, el ARNm de la vacuna dura muy poco y "al desaparecer el mensajero, la proteína no puede sintetizarse. Persiste el tiempo suficiente - unos pocos días - para inducir una respuesta inmune", explica Alcamí.
Juan Zaragoza señala que el próximo otoño vamos a sufrir el fenómeno de facilitación dependiente de anticuerpos, conocido como fenómeno ADE, por la vacunación contra la Covid-19. Según explica Pepe Alcamí, el fenómeno ADE consiste en que los anticuerpos podrían unirse al virus y facilitar la infección de las células, en lugar de neutralizar y dificultar la infección. Pero, según el experto, "no se ha documentado ni visto ningún caso. Tampoco la gravedad de la enfermedad se ha podido asociar con este fenómeno", asegura.
Para denunciar bulos relacionados con la desinformación de las vacunas contra la Covid-19, Maldita.es dispone de una canal de WhatsApp a través del número +34 644 229 319 para que cualquier persona pueda comprobar automáticamente casos de desinformación que llegan a través del teléfono u otras vías.
(SERVIMEDIA)
18 Jul 2021
CLC