Así lo manifestó durante la ceremonia en la que recibió la cartera ministerial de manos de su predecesora, Arancha González Laya, en el Palacio de Santa Cruz. Albares agradeció al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “la confianza que deposita en mí en estos momentos”, y subrayó que “no hay mayor honor para un español, y sobre todo si es diplomático”, que asumir la cartera de Exteriores.

Albares subrayó que asume el cargo “en momentos muy difíciles, para todo el planeta, para el mundo entero”, debido a la crisis sanitaria y la económica, pero “hay una cosa buena, y es que somos España”, señaló, “no somos cualquier país”.

Para el nuevo jefe de la Cancillería, es importante poner en valor el papel jugado por la Unión Europea, por su “enorme rapidez y reactividad ante la pandemia”, y destacó también que “somos un país iberoamericano”, y una impronta “con la que enfrentarnos a los retos”.

Igualmente, subrayó que España es “un país mediterráneo”, y apostó por reforzar las relaciones con “nuestros vecinos del sur”, de entre los que destacó Marruecos, y subrayó la región del Sahel. Y también, dijo, “somos un país atlántico”, por lo que apuntó a la afinidad con la Administración Biden como una ventaja para estrechar los nexos con Estados Unidos.

El titular de Exteriores avanzó que “haremos con otros ministerios” la labor para “explicar al mundo que somos un destino seguro para pasar el verano”, hecho que, a su juicio, apuntalan las cifras de vacunación. Y destacó que España es “ejemplo en la lucha contra el cambio climático” y en la defensa de la “igualdad de género”. En su opinión, falta la tarea de presentarnos en el exterior como un “país democrático, un Estado de Derecho, con una descentralización casi única en el mundo”. “Nuestros valores, nuestra tarjeta de presentación. Manos a la obra”, subrayó.

Por su parte, la ministra saliente, Arancha González Laya, manifestó que era un día “agridulce”. Dulce, dijo, por los logros alcanzados en sus 546 días en el cargo, entre los que destacó los Fondos Netx Generation, el acuerdo con Reino Unido sobre Gibraltar o la próxima cumbre de la OTAN que se celebrará en España.

En la parte amarga, González Laya colocó la reforma del sistema de cooperación al desarrollo, el nuevo reglamento de la carrera diplomática, o el restablecimiento de las relaciones con Marruecos. Además, lamentó “la pobreza y vacuidad” del debate público que afrontó durante su cargo y el exceso de “ruido mediático”, incluso el “generado no con las mejores intenciones”.