“Si se adaptan determinados consumos y esas franjas de mayor congestión cambian, iremos acomodándolas a medida que observemos nuevos huecos o una menor congestión en las redes”, explicó durante su intervención en el seminario 'La Economía de la Pandemia', organizado en la UIMP por la APIE y BBVA.

Explicó que, precisamente, el objetivo último que persigue el nuevo régimen tarifario es esa descongestión y bajar la demanda en horas punta para favorecer la transición energética hacia producciones limpias o no emisoras. No obstante, pospuso cualquier cambio a tener información suficiente frente a la demanda que, según reconoció, ya ha tenido la CNMC para que amplíe el horario de consumo “valle” y arranque “a las diez de la noche, en lugar de las doce”.

Lo que sí que tenemos que hacer es ser muy cuidadosos a la hora de fijar esas franjas”, algo que aplazó a cuando se tenga “observada de forma consistente esa adaptación al uso de las redes”.

Mientras tanto pidió que los hábitos de consumo se acomoden a las franjas y desplacen tareas a horas más económicas. “A las once de la noche o a las siete de la mañana, o durante el fin de semana, a la hora que quiera o si quiere a mediodía que es un poco más barato, pero no necesariamente tenemos que poner una lavadora a las doce de la noche, creo que nos podemos organizar algo de otra manera”, refirió.

Cani Fernández, que reconoció que no se ha hecho una buena pedagogía y formación sobre el cambio tarifario, apuntó que junto al cambio de hábitos también se puede adoptar la programación en electrodomésticos, “comprar temporizadores por 20 euros”, o avanzar en el autoconsumo.

En cuanto a las quejas, recordó que el proceso de los peajes que ha entrado ahora en vigor viene de una circular de enero de 2020 que ha pasado por trámites de audiencia sucesivos, recibiendo observaciones por parte de las asociaciones de consumidores. “Algo hemos hecho mal y hemos tomado nota”, asumió, indicando que la CNMC deberá ver cómo actuar en el futuro cuando tenga que introducir otras medidas que supongan cambios sociales de este tipo, adoptándolos, por ejemplo, de forma “más progresiva”.

En cuanto al fondo del asunto, juzgó necesaria su aplicación porque “el objetivo último es la descarbonización” y “es una misión que nos compete a todos”. “No podemos estar hablando de los perjuicios que tiene en estos momentos todo el medioambiente y a dónde vamos y qué país, qué planeta vamos a tener de aquí a no a 20, sino a 10 años, y, al mismo tiempo, no ser sensibles a determinados comportamientos que deberemos ajustar”, expuso.

Al ser cuestionada sobre la decisión del Gobierno de abaratar el IVA de la luz del 21 al 10% durante este año para evitar que los altos costes de producción junto al nuevo sistema tarifario perjudiquen al consumidor, se mostró también favorable a “empezar a analizar” también cómo evoluciona el coste con los nuevos usos. “Si el problema evoluciona, a lo mejor la solución debe evolucionar”, refirió.