Lo dijo durante la celebración de una mesa redonda moderada por la vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, en el marco del IV Congreso Iberoamericano organizado por el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi), en la que también participaron el consejero delegado de Laboratorios Salvat, Alberto Bueno; el director ejecutivo y presidenta de la Junta de Oryzon, Carlos Buesa; y el consejero delegado de Insud Pharma, Lucas Sigman.

Sergio Rodríguez subrayó que la innovación farmacéutica “no es un coste, sino una inversión en salud, mejorar nuestra calidad de vida, seguir desarrollando la ciencia”, lo que le dio pie a aseverar que, “si la ciencia no se hubiera desarrollado como hasta ahora, no habríamos tenido en meses varias vacunas para salir de una crisis sanitaria como la actual”.

Por ello, reclamó “seguridad jurídica” y “estabilidad normativa” que “facilite la innovación y la investigación”, un campo para el que también juzgo imprescindible incentivar la colaboración público-privada.

Por su parte, Alberto Bueno dejó claro que “la inversión en innovación farmacéutica no tiene discusión”, como lo ha evidenciado la pandemia, a pesar de que la imagen del sector “no es buena”.

No obstante, consideró fundamental contar en las administraciones con interlocutores que conozcan en profundidad a las farmacéuticas, manifestó que la falta de subvenciones desincentiva la investigación, y lamentó que haya desconfianza entre los laboratorios a la hora de cooperar.

A su vez, Carlos Buesa celebró que las compañías del sector hayan sido capaces de desarrollar en tiempo récord “cinco o seis vacunas con índices de eficacia altísimos y con un índice de seguridad, incluida la de AstraZeneca, que tan mala fama tiene, altísimo”. Por esa razón, se preguntó: “¿Cuál hubiera sido el coste de la no innovación? Economías paralizadas y muertes descontroladas”.

A pesar de ello, lamentó que uno de los problemas en España es el tamaño de las compañías de este sector, ya que “no hay un marco regulatorio ni mental para crear el Sanofi español”, lo que le sirvió para reclamar la creación de un “gran acuerdo de país a medio y largo plazo” en este ámbito.

Por último, Lucas Sigman defendió que España cuenta con las capacidades necesarias para erigirse como un “polo industrial fuerte” en materia sanitaria, para lo cual instó por auspiciar la colaboración público-privada aprovechando el potencial de las universidades como “generadoras de conocimiento” y la llegada de los fondos europeos vinculados a la pandemia.