Según informó la pinacoteca, esta obra, realizada en alabastro policromado y parcialmente dorado, fue adquirida por el Patronato Nacional de Museos en 1971, siendo asignada al Museo en 1974.

El inicio de los trabajos de limpieza y restauración de la obra en 2017 alertó de un posible demérito de la pieza desde el punto de vista de la policromía, de la calidad del material escogido y de la manera en la que estaba labrada, lo cual se hizo más evidente según avanzaba el estudio técnico.

Tras someter a la escultura a la toma de micromuestras de la policromía por el laboratorio de materiales del Prado, se confirmaron las sospechas de su falta de autenticidad, y se concluyó que su tallado tuvo lugar en el siglo XX.

El resultado de esta investigación se iba a hacer público en el congreso internacional especializado en la materia –‘Alabaster As Material For Medieval And Renaissance Sculture’-, convocado por el Museo del Louvre de París el próximo mes de junio. Sin embargo, la situación provocada por la pandemia del coronavirus ha obligado a aplazar este evento hasta 2022.