Según informó la hotelera a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los ingresos consolidados cayeron un 73,9% interanual y el 80,6% si se comparan con el primer trimestre del 2019 y no se anotó plusvalía alguna por venta de activos.

Sus ingresos consolidados se situaron así en 76 millones, a la que vez que el número de habitaciones disponibles disminuyó un 46,5% tanto en hoteles en propiedad como en alquiler al estar condicionada su apertura a la situación sanitaria.

El grupo logró reducir un 54,2% los gastos de explotación respecto al mismo periodo del año anterior gracias a las negociaciones y acuerdos logrados con determinados proveedores y propietarios de los hoteles que explota en régimen de alquiler para abaratar tarifas o lograr moratorias o condonaciones.

Con todo, el beneficio bruto de explotación (Ebitda) se situó en un resultado negativo de 51,2 millones, frente a un resultado positivo en la misma línea de 14,2 millones el año anterior y en el periodo comparable o los 93,1 millones del primer trimestre del 2019.

En cuanto a la operativa, el ingreso medio por habitación ocupada (RevPar) alcanzó los 16,9 euros, cayendo un 68,6%. Si en el cálculo se tiene en cuenta los hoteles cerrados por Covid-19, la evolución del RevPAR sería de un desplome del 82,3% interanual.

Al cierre de marzo, la deuda neta de Meliá ascendía a 2.747,4 millones, con un incremento en 143,6 millones. Al cierre del trimestre su hucha de liquidez, incluyendo la tesorería y líneas de crédito no dispuestas, ascendía a su vez a unos 230 millones.

Meliá destacó que entre sus prioridades en el escenario Covid figura, precisamente, "mantener una posición de liquidez que le permita afrontar los meses venideros con tranquilidad" y ya ha refinanciado "en su totalidad" los vencimientos de deuda previstos para el actual ejercicio. Además, detalló que "se sigue valorando una potencial venta de activos, por un importe entre 150 y 200 millones" para reducir deuda y mejorar la liquidez.

En España, la mayoría de sus hoteles permanecieron cerrados durante el primer trimestre del año debido a las dificultades de movilidad tanto entre comunidades autónomas como entre países, siendo muy dependiente la demanda del cliente doméstico.

A nivel vacacional, el negocio se localizó en Canarias y más concretamente en el Gran Meliá Palacio de Isora (Tenerife), pero sus resultados estuvieron igualmente afectados por la situación de restricciones a los viajes desde el Reino Unido y Alemania.

En los hoteles urbanos, los mayores descensos los localizó en sus hoteles en Barcelona, Madrid o Palma de Mallorca por la caída del turismo de negocios, aunque readaptó algunos a formatos especiales como hoteles para alojamientos en exclusividad para grupos, fines de semana, o campañas específicas para la nieve o Semana Santa. Sus hoteles fuera de España presentaron situaciones similares según la incidencia y restricciones de la pandemia.

De cara a futuro, la hotelera indicó que la visibilidad "sigue siendo muy limitada en el corto plazo" y los indicadores "hacen pronosticar una recuperación con inicio en los meses de mayo y junio, siempre condicionados al avance en la vacunación y a las limitaciones a la movilidad".

De ser así estima que "podríamos esperar un buen verano", pero manteniendo la "prudencia" respecto al cuarto trimestre, "debido a la más lenta recuperación esperada del segmento urbano".

Entre los indicios favorables y que invitan "al optimismo" por la evolución del volumen de reservas subrayó principalmente el mercado emisor estadounidense para el Caribe, destacando el caso de México, "cuyo volumen ya alcanza los números del 2019"; el mercado español para destinos vacacionales nacionales; el mercado de Reino Unido y el caso de China, "donde en este trimestre se espera alcanzar los niveles operativos preCovid-19".