Fuentes de la AEB explicaron a Servimedia que es preciso que este impuesto se estableciese a nivel mundial, o en su defecto por los 27 Estados miembro, porque un ámbito de aplicación más restringido "puede provocar la deslocalización de las operaciones y fragmentar el mercado interior".

Además, la patronal explica que la competencia en materia tributaria corresponde a cada uno de los Estados miembros de la Unión Europea.

La AEB añade que en ningún caso deberían quedar sujetas a gravamen las transacciones bancarias básicas de captación de depósitos y concesión de créditos y préstamos.

Por último, explican que la configuración del impuesto debería permitir alcanzar de manera efectiva los tres objetivos que establece la Comisión Europea: reducir las distorsiones de la competencia en el mercado único, desincentivar las transacciones especulativas más arriesgadas de la cartera de negociación y coadyuvar a prevenir futuras crisis bancarias.