De este modo, el Alto Tribunal confirma la sentencia dictada en su día por un jurado popular de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca y revoca el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que le redujo la pena en 5 años al considerarle cómplice de asesinato, en lugar de cooperador necesario.

Los hechos que han dado lugar a la sentencia se produjeron el 10 de septiembre de 1996, cuando el recurrente, Domingo Vidal Avellaneda, y su hermao Joaquín, junto con una tercera persona ya fallecida, llevaron a la víctima, vendedora del cupón de la ONCE y madre de cuatro hijos, hasta un vertedero de Capdepera (Mallorca).

Una vez allí, la invidente fue golpeada, maniatada y amordazada por el hermano del recurrente, quien después cubrió a la víctima con unas mantas rociadas con gasolina y le prendió fuego. Una vez muerta la víctima, los tres implicados cogieron las llaves de su casa, de la que sustrajeron 100.000 pesetas que se repartieron entreellos.

Según consta en el relato de hechos probados, Domingo estuvo de acuerdo con el crimen y además participó en la planificación del asesinato y posterior robo.

Para el Supremo, aunque el recurrente no prendió personalmente fuego a la manta con gasolina que cubría el cuerpo de la víctima (lo hizo su hermano), lo cierto es que "sí realizó conjuntamente las acciones previas dirigidas al luctuoso final".

Según el Supremo, en este caso "todos participaron voluntariamente, aportando lo necesaro a cada momento, dentro de una acción común" que estaba encaminada a robar en casa de la víctima.