Marlaska respondió en la sesión de control al Gobierno a las preguntas que sobre este asunto le formularon la diputada del PP Teresa Jiménez Becerril y el de Vox Ignacio Gil Lázaro.

En este sentido, el ministro reiteró que este acto de destrucción de armas fue solicitado en 2017 por el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. Añadió que el PP “no fue capaz” de organizarlo en su momento y que por ello podía aplicarse a los populares el calificativo de “partido cobarde” con el Vox se refiere en ocasiones a la formación de Pablo Casado.

Asimismo, criticó que el PP siga usando el “terrorismo como arma política cuando ETA no existe”. “Basta ya de oportunismo”, dijo el ministro refiriéndose a los populares, a los que censuró que cuestionen el acercamiento de presos etarras que se viene haciendo conforme a la legalidad.

“LAS ARMAS DE OTEGI”

Además, el ministro reprochó a Gil Lázaro que las críticas que ahora dirige al Gobierno no las hiciera cuando era “silencioso portavoz” del PP y el expresidente José María Aznar intentó negociar con ETA. Recordó cómo el ahora diputado de Vox llegó a defender un acercamiento de presos etarras que realizó entonces el Gobierno para favorecer los contactos con la banda criminal.

Por su parte, Jiménez Becerril tildó la ceremonia de destrucción de armas de “acto de propaganda” y se preguntó “de qué nos sirve que destruyan las armas de ETA si el presidente de España pacta con el terrorista (Arnaldo) Otegi que las empuñaba”. Añadió que entre las armas destruidas debían estar “las que utilizó Otegi para dispararle a Gabriel Cisneros y para secuestrar a sus víctimas”.

A su vez, Gil Lázaro censuró al ministro el tono que empleó en su respuesta a Jiménez Becerril y que no le hubiera guardado el “mínimo respeto”, en referencia que es familiar de víctimas de ETA. También se refirió a Marlaska como “miserable” y “felpudo político de Bildu”, al tiempo que sostuvo que el acto de destrucción de armas fue un “bochornoso espectáculo” al servicio de la “vanidad y el cinismo”.