Trabajadores del Congreso se rebelan contra las directrices de Bono sobre vestimenta “indecorosa”
- El diputado Carlos Salvador entra en bermudas mientras los trabajadores son apuntados en una “lista negra”
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Trabajadores del Congreso de los Diputados están protagonizando una auténtica rebelión contra las directrices del presidente, José Bono, y la Mesa de la Cámara sobre las condiciones que debe cumplir la vestimenta de todas las personas que acceden a sus instalaciones para ser considerada "decorosa".
Denuncian, en primer lugar, la arbitrariedad en su aplicación. A los diputados se les hace una advertencia verbal, pero se les permite la entrada; a los trabajadores de la Cámara se les apunta en una especie de “lista negra” que los ujieres entregan a Gobierno Interior, y a las visitas, simplemente, se les impide el paso.
Muestra de este criterio es el caso del diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN) Carlos Salvador, que acudió a su despacho del Congreso de los diputados en bermudas, polo y sandalias el pasado viernes 15 de julio, desafiando la prohibición impuesta por el presidente de la Cámara Baja. A su entrada fue amonestado por el ujier.
Este es uno de los muchos episodios de una polémica que se desató tras el envío de una circular a todo el personal del Congreso en la que se prohibía la entrada al recinto en pantalón corto, camisa o camiseta sin mangas o con una vestimenta que se pueda considerar “indecorosa”.
Durante el debate de estas medidas en la Mesa del Congreso se planteó incluso impedir la entrada a personas que llevaran sandalias, pero la propuesta no salió adelante por la oposición de Ana Pastor (PP) y Celia Villalobos (PP), que suelen acudir con ese tipo de calzado en los meses veraniegos.
Los encargados de hacer cumplir esta norma son los ujieres, que vigilan las entradas al Parlamento. Todos ellos han recibido órdenes de impedir el acceso a visitantes o de apuntar el nombre y puesto de todos aquellos trabajadores del Congreso que acudan con alguna de esas prendas o que acompañen a alguna visita inadecuadamente vestida.
Después, las listas se trasladan al departamento de Gobierno Interior, que por el momento no ha informado del destino que tendrán esos datos.
Varios de los ujieres afectados por la orden han expresado su disconformidad con la tarea encomendada y algunos de ellos han sido retirados de su puesto habitual de trabajo.
SIN CORBATA
Pero los ujieres no son los únicos molestos. De hecho, la vestimenta fue motivo de un encontronazo dialéctico el pasado miércoles entre el presidente de la Cámara, José Bono, y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, que insiste en acudir sin corbata al Congreso, durante la sesión de control al Gobierno.
La actitud de Bono en esta materia provocó malestar en varios diputados. Algunos, como el socialista Álvaro Cuesta, lo hicieron público en declaraciones a los periodistas y quitándose corbata y chaqueta en el hemiciclo.
Además, Cuesta se quejó abiertamente de que el presidente del Congreso esgrimiera la obligación de los ujieres de ir uniformados y con corbata para solicitar a los diputados que dieran “ejemplo” y le ayudaran a mantener “la disciplina” de vestido. El diputado socialista le afeó que utilizara a los trabajadores del Parlamento como “coartada” para respaldar su criterio.
Sin embargo, las medidas impulsadas por Bono también tienen sus defensores entre los diputados socialistas. Es el caso de Isabel López i Chamosa, quien se afana en alertar a los ujieres cuando se les pasa apuntar la entrada de algún trabajador del Congreso vestido con bermudas.
GOTEO DE INCIDENTES
En las últimas semanas ha habido un verdadero goteo de incidentes. Los ujieres han pedido en varias ocasiones aclaración sobre el largo de los pantalones prohibidos, por las dudas que les genera en relación con el largo de las faldas que las mujeres pueden llevar.
La minifalda no está vetada en el Congreso y ha sido origen de decisiones que algunos consideran “arbitrarias”, puesto que varios cámaras de televisión han sido expulsados por ir con bermudas, pero ninguna periodista en minifalda ha sido objeto de este mismo trato.
También los niños están dispensados de la prohibición. El límite para ser considerado infante fue explicitado por el Portero Mayor, jefe de los ujieres, como el momento en que los chavales luzcan vello en las piernas.
Los problemas también se han extendido a la escuela infantil de la Cámara Baja. Alguna de sus trabajadoras ha sido amonestadas por acudir en vestimenta demasiado veraniega e incluso algún abuelo, de los que recogen a los niños menores de tres años, ha tenido dificultades para que le permitieran el acceso.
Además, entre los trabajadores del Congreso se extiende un especial malestar porque no es la primera vez que el hijo del presidente, que también se llama José Bono, acude a la Cámara en pantalón corto y camiseta de los “Lakers”, aunque es cierto que desde que se dictó la nueva norma esta situación no se ha producido.
(SERVIMEDIA)
24 Jul 2011
SGR/CLC/caa/gfm