Según explica en un comunicado, los restos han caído sobre las cubiertas de piedra del edificio, sin consecuencias para la seguridad de las personas ni de la arquitectura catedralicia.

Tras la valoración detenida de arquitecto y técnicos, se concluye que el motivo ha sido la oxidación de las grapas de hierro utilizadas en las construcciones del período barroco.