Así se pronunció en la sesión de control al Ejecutivo en el Senado, en respuesta al portavoz del PP en la Cámara Alta, Javier Maroto, quien le trasladó su preocupación por el hecho de que el presidente de “una democracia consolidada como la nuestra tarde varios días en salir de la cueva para justificar su silencio ante la violencia callejera auspiciada desde dentro de su propio Gobierno”.

“El que calla, otorga, señor Sánchez”, le avisó Maroto, asegurando que en el PP “da igual” si la relación del jefe del Ejecutivo con su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, “es un matrimonio a palos o una relación idílica”. “Nos es indiferente”, pero “nos preocupa mucho” que desde el Gobierno se “justifique a quienes revientan escaparates”, sentenció.

Ante estas consideraciones de Maroto, Sánchez le recordó que su Gobierno tiene 155 escaños (entre el PSOE y Unidas Podemos), por lo que ha de negociar dentro de la coalición y también con otras fuerzas en el Congreso. De ahí, explicó, que se apele “a la unidad” ante la emergencia sanitaria, económica y social que atraviesa España.

“La unidad salva vidas, empresas y empleos”, enfatizó Sánchez, reclamando de nuevo a los dirigentes del PP que “tiendan la mano” y apoyen al Gobierno en aquellas cuestiones que consideren que son de interés general y benefician a la ciudadanía. “No utilicen la pandemia”, exigió a Maroto, a quien reprochó que el PP haya estado en los últimos meses centrado en “entorpecer, bloquear, difamar y calumniar”.

Es más, Sánchez preguntó a Maroto si su partido piensa ayudar al país o no, antes de repetir la reflexión que viene haciendo desde el principio de la legislatura y que volvió a hacer tras lo ocurrido el 14 de febrero en las elecciones catalanas: “Tienen una decisión muy difícil pero muy importante para el país que tomar”, dijo a los populares, emplazándoles a elegir entre el camino de “la moderación” o el “de la perdición, que es seguir agarrados a la ultraderecha”.

Sin “falso paternalismo”, Sánchez dijo al principal partido de la oposición “muy en serio” que su Gobierno “no” es el “adversario” del PP. “A nosotros no nos alegra que al PP le vaya mal ni en Cataluña ni en España”, señaló, y aseguró que la agenda de su Ejecutivo se resume en tres conceptos: empleo, salud y protección social. “Y ustedes, señorías (del PP), a por uvas, como siempre”, valoró.

COALICIÓN

Además, ante las críticas de Maroto, Sánchez se refirió al funcionamiento del Gobierno de coalición y dijo sentirse “satisfecho” durante este año que lleva de legislatura. “Se lo digo claramente”, recalcó el presidente, remitiéndose a que “la experiencia es la madre de la ciencia”, también en lo que afecta a un Ejecutivo de coalición como el suyo o los que operan así a nivel regional.

“Somos dos fuerzas políticas distintas”, recalcó Sánchez, refiriéndose a que el PSOE y Unidas Podemos tienen “culturas políticas” diferentes. “Pero es cierto también que nos unen más cosas de las que nos separan y nos une la agenda que necesita España para los próximos tres años” y que pasa por la salud, el empleo y la protección social, repitió.

Sánchez hizo todas estas consideraciones después de que Maroto le culpase de añadir una “una crisis institucional” a las crisis económica y sanitaria en España. El portavoz del PP en la Cámara Alta cargó contra el presidente por el hecho de que desde el propio Gobierno se cuestione “la salud de nuestra democracia”.

“No se excuse en esa idea de que en realidad está hasta el moño de Iglesias pero que mejor dentro que fuera del Gobierno. Él no es el poli malo y usted el bueno del Gobierno. Él es el culpable, pero usted es cómplice”, espetó Maroto a Sánchez. “Que un presidente sea cómplice y permita que desde su Ejecutivo se aliente y justifique la violencia no sólo es grave, eso sí es anomalía democrática”, añadió.

Maroto también replicó a Sánchez que “jamás en 40 años de democracia ha habido en España mayor lejanía entre las prioridades del Gobierno y las de los ciudadanos”. Sobre el hecho de declararse “satisfecho” con sus socios, el portavoz del PP le preguntó si “no le duele el alma” al ver que son precisamente ellos los que “dan la espalda” a la celebración del 40 aniversario del golpe de Estado fallido del 23-F.