Así lo aseguró en una rueda de prensa, en la que mostró su satisfacción porque, según el último recuento, la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en Castilla-La Mancha es de 239 casos, cuando el 18 de enero, "por efecto de la Navidad" -argumentó el consejero-, esa cifra era cuatro veces más, 1.006 casos.

El consejero destacó que se trata de "números absolutamente rotundos", como también lo es, en su opinión, que el índice de contagios esté en 0,58, por lo que en la región "cada ciudadano contagia a medio". "Somos la segunda comunidad autónoma con un dato de este nivel", lo que Fernández atajó a una "relación directa con las medidas".

"TENEMOS QUE CUIDARNOS"

No obstante, la Castilla-La Mancha permitirá la apertura perimetral de la comunidad hasta que las regiones colindantes no controlen la pandemia. "Tenemos que cuidarnos", aseveró, porque "el virus sigue con nosotros".

Hasta entonces, el consejero anunció que el toque de queda seguirá hasta las 22 horas y se podrán reunir un máximo de seis personas, aunque en la mayoría de los municipios la hostelería y la restauración podrá tener un 50% de aforo en su interior y un 75% en el exterior (bodas con hasta 100 personas al aire libre y 50 bajo techo) y se abrirán las residencias, aunque con estrictas condiciones.