Esta situación añade más presión sobre los campamentos de Dadaab (Kenia), que actualmente acogen tres veces más la población sobre la que estaba previsto que albergara.

A mediados del pasado mes de agosto, Acnur inició un programa destinado a la descongestión de Dadaab y comenzó a reubicar a refugiados al campamento de Kakuma, en el noroeste de Kenia. Casi 9.600 refugiados han sido transportados a Kakuma desde entonces, pero la población de de Dadaab se mantiene prácticamente inalterado, con 281.600 refugiados somalíes.

Mientras tanto, después de una prolongada sequía, varias zonas de Kenia están siendo sacudidas por lluvias torrenciales. Los meteorólogos pronostican que el país se verá afectado por el fenómeno meteorológico "El Niño", lo que suscita temores de que los tres campamentos de Dadaab podrían inundarse en las próximas semanas y plantea riesgos considerables a la salud a los refugiados.

Acnur señaló que los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos rebeldes han obligado a unos 250.000 somalíes a abandonar sus hogares de Mogadiscio desde el pasado mes de mayo.

Esta agencia de la ONU indicó que el deterioro de la seguridad y la prolongada sequía en Somalia obligan a más personas a huir a los países vecinos y otros, ya que, engañados por traficantes sin escrúpulos, miles de somalíes arriesgan sus vidas para viajar a través del Golfo de Adén y el Mar Rojo y llegar a Yemen, o por el mar Mediterráneo hasta llegar a Europa.

Somalia es uno de los países con más personas desplazadas de todo el mundo. Acnur proporciona protección y asistencia a más de 515.000 refugiados somalíes en los países vecinos de Kenia, Yemen, Etiopía, Djibouti y Uganda, si bien la ONU calcula que unos 3,8 millones de somalíes necesitan con urgencia asistencia humanitaria, incluidos alrededor de 1,5 millones de desplazados internos.