Según informó la Policía este martes, los empleados estaban obligados a pedir permiso al dueño hasta para poder ir al baño que, según relata la Policía, no contaba con “las más mínimas medidas de seguridad sanitaria”. Además, según han relatado las víctimas, estaban obligados a seguir trabajando pese a sufrir lesiones y cortes durante la jornada. Dependiendo de la gravedad, o la vendaba y continuaban trabajando o les mandaba a casa sin recibir el salario.

De hecho, una de las empleadas sufrió un accidente con una carretilla y el presunto explotador contó en el centro sanitario que había sido atropellada cuando iba en bicicleta.

El detenido transportaba a los trabajadores de un lugar a otro hacinados en la parte trasera de una furgoneta, sin asientos ni cinturones de seguridad. En ocasiones, como pudo comprobar la Policía se juntaban hasta trece personas con lo que no se respetaban las medidas de seguridad marcadas por el coronavirus.

La Policía pilló al arrestado cuando transportaba a siete de sus empleados. Ha sido puesto a disposición judicial como un presunto autor de un delito contra los trabajadores, favoreciendo la inmigración ilegal y tráfico ilegal de mano de obra. Además, se le he cerrado de forma cautelar dos naves industriales de la empresa y se ha bloqueado su cuenta bancaria.