El juez aplica el artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario que señala que “los penados enfermos muy graves con padecimientos incurables, según informe médico, con independencia de las variables intervinientes en el proceso de clasificación, podrán ser clasificados en tercer grado por razones humanitarias y de dignidad personal, atendiendo a la dificultad para delinquir y a su escasa peligrosidad”.

La decisión cuenta con el informe favorable de la Fiscalía y se apoya también en los informes forenses que acreditan que el etarra responsable de 22 asesinatos padece una enfermedad “grave e incurable” que en este momento solo admite “cuidados paliativos”.

El juez señala que el historial delictivo de Troitiño y su proceso de reinserción no justificaría el progreso de grado, pero dado que la posibilidad de reincidencia delictiva es prácticamente nula y que se encuentra afectado de una enfermedad incurable, toma la decisión de dejarlo en libertad.

“La situación medica actual, las circunstancias de que el tratamiento sea paliativo, el tiempo de cumplimiento de condena, la edad fisiológica del penado, así como el hecho de que la organización terrorista a la que pertenece el interno se encuentra derrotada y ha declarado su final definitivo avalan la valoración de no reincidencia”, dice el juez.

Troitiño fue condenado a más de 2.700 años de prisión por los 22 asesinatos que cometió durante su pertenencia a ETA. Un error administrativo propició su puesta en libertad en 2011. Huyó y no fue hasta 2017 cuando las autoridades británicas aceptaron su entrega. En la actualidad cumplía una condena de cinco años impuesta en 2018 por integración en organización terroristas al reengancharse a la organización después de salir de prisión en 2011.