Sector financiero
Los seguros de vida riesgo se abaratarán hasta un 30% al actualizarse las tablas utilizadas para calcular precios con la esperanza de vida
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Los seguros de vida riesgo que se contratan, por ejemplo, en el momento de firmar la hipoteca, podrían abaratarse “en un mínimo entre el 20 y 30%” con la entrada en vigor este año de las nuevas tablas biométricas, unos parámetros utilizados por las compañías para calcular las primas de las pólizas de vida y fallecimiento en función de la esperanza de vida.
La fórmula actual, que tiene en cuenta las probabilidades de mortandad para un colectivo de personas en función de parámetros como la edad o sexo, data de hace más de 20 y se había quedado desfasada con el aumento de la esperanza de vida. Los nuevos parámetros o revisados estarán este año en vigor tras su pronta publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), según indicaron este jueves fuentes de la Dirección General de Seguros y Planes de Pensiones.
El primer impacto para el sector será un déficit de 1.726 millones de euros que las empresas tendrán que dotar en un plazo de cinco años para acomodar su solvencia y provisiones a una esperanza de vida superior a la existente hace más de dos décadas, pero en fuentes del organismo confían que se traduzca también en rebajas de algunos precios medios.
En el organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ven “evidente que tiene que producirse una reducción de las primas” en seguros como los de vida y decesos, ya que uno de los parámetros para su cálculo es la hipótesis biométrica y, si disminuye su cómputo con la actualización al tener en cuenta una mayor esperanza de vida, debe tener un reflejo en las primas.
En seguros de vida riesgo estiman como ejemplo que “posiblemente tiene que haber una rebaja muy importante que podría estar, en función del tipo de producto y en función de la entidad, en un mínimo entre 20 y 30% del importe la prima”, aunque matizan que el precio final no se fija solo en base a los años que vivimos sino que influyen otros aspectos como las políticas comerciales y de fidelización.
“El hecho de que haya más longevidad y se estén utilizando tablas antiguas implica que se está recargando técnicamente las primas que se cobran a los asegurados, por eso esta modificación tiene un efecto directo o tendrá un efecto directo sobre las primas que pagan”, ilustran las fuentes consultadas.
Otra cobertura susceptible de tener alivio es el seguro de decesos, que, según indican, suele contratarse además en edad muy joven, siendo en muchos casos la primera póliza que se suscribe junto a la del vehículo. No obstante, las mismas fuentes precisan que su abaratamiento o no dependerá también de cómo haya afinado ya sus precios cada compañía.
No en vano, en el sector hay empresas que en un ejercicio de “prudencia” han ido adelantando ya las provisiones a realizar para ajustar sus cálculos a las nuevas tablas biométricas, y otras dispondrán ahora de 5 años para acomodar sus provisiones a la nueva realidad contable.
En el cálculo de dichas tablas no se ha tenido en cuenta la situación excepcional creada por la Covid-19, pero sí ha influido en los plazos de adaptación a la norma, ya que inicialmente se había previsto que las compañías realizasen el ejercicio en tres años y, aunque el acopio de provisiones deberá ser lineal en los 5 años, de manera excepcional se permite que acumulen el 25% de las provisiones que les falte en el bienio 2020-21. Cada compañía podrá decidir si realizar el esfuerzo este año, el próximo o repartirlo.
Para que no vuelva a ocurrir como ahora y las tablas estén lo más ajustadas posible a la realidad, la norma que introducirá estas tablas en breve con su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) impondrá la creación de una Comisión de Seguimiento, conformada por representantes de la Administración Pública, el Instituto de Actuarios y de compañías aseguradoras.
Su misión será revisar la adecuación de las tablas a la esperanza de vida, teniendo entre sus primeros retos analizar si el impacto del coronavirus es estructural o se convierte en un factor coyuntural, y con la exigencia por ley de tener que actualizar las tablas o revisar sus factores más relevantes una vez, como mínimo, cada diez años.
La futura normativa establece unas tablas generales, pero las entidades podrían desarrollar sus propios sistemas en función de su histórico de riesgo, aunque cualquier modelo interno propio deberá ser aprobado de forma específica por el supervisor para que pueda aplicarse.
Las grandes aseguradoras disponen, de hecho, de modelos internos para medir distintos riesgos, en su mayoría los de mercado. Las fuentes consultadas refieren como factible que para este caso utilicen los modelos estándar, ya que son pólizas de mucha masa o caudal de clientes y quizá ahí interesa tener una visión más amplia y global de los riesgos.
(SERVIMEDIA)
18 Dic 2020
ECR/clc